Redes Sociales: Ciberacoso, ciberbullying y adicción, las consecuencias en menores de edad

Las redes sociales, además de ser un entorno en que las personas suelen interactuar, esta misma característica la convierte en una zona de alerta, sobre todo para aquellos que no tienen la capacidad de discernir o un criterio formado ante los peligros que en ellas se pueden dar.

Los menores de edad, ya sean niños o jóvenes forman parte de la población más vulnerable frente a estas herramientas, pues no solo se exponen a ser víctimas de delitos, sino que, lo visto en ellas podría generar pensamientos inapropiados que afectan la salud mental del menor.

Para el psicólogo Cristóbal Nieto, los padres deben jugar un papel importante en el uso de los celulares y estas herramientas, poniendo límites, ya que, el joven en busca de su identidad y ser aceptado, puede quedar a merced de una persona que se acerque con oscuras atenciones.

Recalcó que no se trata de que el padre acose al menor, pero, sí debe estar pendiente de quiénes son los amigos, a dónde sale, porque incluso hay jóvenes que ponen demasiada información privada en redes sociales.

“El bullying, los memes. Se toman fotografías y las publican en grupos y redes sociales, esto es peligroso. Que el adolescente tenga la confianza de poder conversar con un adulto y poder denunciar un acto que sea lesivo para él, todo eso es importante”, expresó el especialista.

Recordó que todo lo que sube a redes queda allí, por lo que es importante estar pendiente de qué se está publicando, debido a que a veces se publican cosas indebidas.

Nieto manifestó que, el vínculo de confianza entre los padres e hijos debe formarse desde la infancia, no en la adolescencia cuando llegan los problemas, porque en esa etapa es más complicado.

Dijo que, en ocasiones, son personas fuera del núcleo familiar quienes dan las alertas de lo que está sucediendo o más bien quienes detectan que algo no está bien gracias a las cosas que publica.

Agregó que, es importante que se establezcan normas de uso del celular, por ejemplo, las horas en las que se usan los dispositivos tecnológicos, indicando que el problema no es solo el ciberacoso o ciberdelito, sino la adicción a estos artefactos.