Editorial Somoslasele.com, todo sobre el caso México
El deporte, noble cantar de los dioses en el Olimpo de la vida, es la cúspide de los sentidos en competencia. Es la única acción en igualdad donde David destroza a Goliat con porcelanas neolíticas llamadas piedras.
Allí, entran los desprecios ante la derrota. Porque al final, los sentimientos humanos influyen para bien y para mal. Maradona te hace un gol con la mano, pero luego te hace el gol del siglo. Así es.
En las gradas les gritan monos a unos, y se insulta, eso aquí, en Italia y donde sea. Empero, nosotros, legítimos ganadores sobre México, no debemos caer en dimes y diretes con pensamientos neandertales. Debemos disfrutar la final, gozar la victoria.
Preocuparse por los insultos es darle alma al que carece de cerebro. No todos en una nación son iguales, no creo que todos los mexicanos sean racistas o despectivos, simplemente que se denota camina verde caña entre terciopelos blancos.
Paremos de fijarnos en lo pasado-pisado, al final ganamos y como dejó de enseñanza ese gran profesor Miguel Ángel Mansilla: Gózalo Panamá... Eso es todo y punto final.
Por: Alonso Solís