Roglic, de volar con esquís a volar en la carretera

Primoz Roglic vuelve a sonreír: tras su amargo segundo puesto en el Tour, el esloveno ganó este domingo la Vuelta a España por segundo año consecutivo, toda una proeza para un deportista que cambió los trampolines de esquí por el ciclismo.

"Es bonito estar de nuevo en el podio", dijo Roglic este domingo tras revalidar su título en Madrid.

Llegado de un país donde deporte rima con nieve, el que todavía se presenta como antiguo saltador de esquí en su cuenta de Instagram ofreció a su país un tercer gran triunfo en una gran carrera ciclista de tres semanas.

Él fue el primero en hacerlo con su victoria el pasado año en Madrid, algo que repetirá con toda probabilidad el domingo, abriendo el camino a la victoria de su compatriota Tadej Pogacar en el pasado Tour de Francia.

Pogacar le dejó con la miel en los labios arrebatándole el maillot amarillo en la penúltima etapa de la ronda francesa, pero ahora Roglic se ha desquitado entrando en un pequeño grupo de corredores que a lo largo de la historia han ganado al menos dos Vueltas consecutivas.

Antes que él, lo habían logrado Roberto Heras (2003, 2004), Alex Zulle (1996, 1997), Tony Rominger (1992, 1993, 1994), Edouard Van Dyck (1946, 1947) y Julio Berrendero (1935, 1936).

'Nunca puedes comparar'

"Cuanto más ganas, más sabes cómo disfrutarlo. Siempre es una historia diferente y nunca puedes comparar", consideró, sin embargo, este domingo el esloveno, rechazando comparar sus dos victorias en la Vuelta.

Esta segunda victoria en Madrid es una proeza para este chico discreto de 1m77 y 65 kg de peso, que sólo abandonó los esquíes en 2011.

Nacido en octubre de 1989 en Trbovlje, creció cerca de la montaña en Kisovec, a una hora de carretera del trampolín de Planica, emblema de los saltos de esquí. Campeón del mundo junior por equipos en esta disciplina en 2007, una caída lo acabó dirigiendo hacia la bicicleta.

"Empecé con el ciclismo en una rehabilitación tras un accidente de esquí, pero nunca esperé llegar a esto", explicaba tras sus primeras victorias en el World Tour.

"Llegar a esto" fue acabar cuarto en el Tour de 2018, ser tercero en el Giro de Italia y ganar la Vuelta en 2019, y acabar segundo en el pasado Tour con la actual Vuelta en las manos.

Roglic, potente rodador y escalador tenaz, suele tener dos comodines para las carreras de tres semanas: la de un ciclista que baja sin miedo y la del especialista contra el cronómetro.

"Rogla" demuestra ya lo que vale en su primera temporada en la élite en 2016, con la formación holandesa Lotto NL, convertida posteriormente en Jumbo-Visma. Entonces, con 26 años, gana en las viñas de la Toscana una contrarreloj en el Giro de Italia, en su primera participación en una gran vuelta.

Vuelta talismán

Tres años más tarde vuelve como favorito al Giro 2019, se adjudica la etapa prólogo y la contrarreloj, pero acaba tercero por detrás de Richard Carapaz y Vincenzo Niballi.

En la Vuelta de ese año, se apoderó del maillot rojo dominando la crono en la 10ª etapa, para resistir hasta el final.

En 2020, a la decepción del Tour siguió la victoria en la Lieja-Bastoña, antes de dominar una Vuelta trastocada por la pandemia.

Ganador de cuatro etapas, se adjudicó la decisiva contrarreloj del pasado martes, donde volvió a enfundarse definitivamente el maillot rojo.

El esloveno daba en esa etapa un golpe de autoridad en su lucha con el ecuatoriano Richard Carapaz que ha marcado la ronda española.

Este domingo volvió a levantar los brazos en Madrid, ¿un buen augurio para la próxima temporada y un posible nuevo asalto al Tour de Francia?