Una reunión crucial.

Después del Gran Premio de Bélgica de Fórmula Uno, el piloto Nico Rosberg comenzó a ser abucheado en los podios, perdiendo rápidamente popularidad por la colisión con su compañero Lewis Hamilton, obligándolo a abandonar esa carrera apenas en la segunda vuelta. Ya en la base del equipo Mercedes en Brackley (Inglaterra) hubo una reunión, que sentaría las bases para las próximas competencias, donde el piloto Lewis Hamilton se quejaría amargamente de lo perjudicado que había resultado por la deliberada maniobra de su "compañero" haciéndolo perder 25 puntos y quedar a 29 del primer lugar en vez de 4 (si finalizaban 1-2) en presencia de los directivos de la escudería germana, Toto Wolff, Paddy Lowe y Niki Lauda. Para borrar la impresión de que el equipo favorecía al piloto alemán, Rosberg debía devolver los puntos a Hamilton en la siguiente carrera (Monza) dejándose adelantar si lo precedía. Pero aún con un déficit de 22 unidades al terminar con un 1-2, la solución sería parar a Rosberg en Singapur (cable roto en el volante) y así Hamilton pasar al primer lugar con 3 puntos de ventaja. Deuda saldada y todo volvería a la normalidad para las últimas 5 carreras. Cuando desperté no sabía si lo había soñado o lo había leído en alguna parte la noche anterior.