La hípica rompe la inactividad deportiva en Panamá causada por la COVID-19

Tras más de seis meses de inactividad

La hípica rompe la inactividad deportiva en Panamá causada por la COVID-19
La hípica rompe la inactividad deportiva en Panamá causada por la COVID-19 / EFE
Rogelio Adonican Osorio - EFE
01 de octubre 2020 - 17:07

"Los animales se ven felices al subir al trabajo diario, parece que supieran que van a volver a competir", afirmó a EFE José Armado Góngora, dueño de un caballo que corre en el Hipódromo Presidente Remón de la ciudad de Panamá, que este jueves vuelve a la actividad tras más de seis meses de cierre por la pandemia del nuevo coronavirus.

La hípica es la primera disciplina deportiva en volver tras la parada obligada por la crisis de la COVID-19, que ha golpeado con dureza a Panamá, un país de 4,2 millones de habitantes que acumula ya más de 112.500 casos confirmados y de 2.370 muertes.

Ha sido la primera vez en su historia, que comenzó en julio de 1956, que se detuvo esta actividad deportiva tradicional en Panamá, cuna de grandes jinetes como Laffit Pincay Jr. quien acumuló 9.530 victorias durante su carrera, casi toda desarrollada en EE.UU., o el tres veces ganador del Breeders Cup estadounidense Alexis Solís.

La faena comienza en la madrugada

Mientras que la mayoría de los panameños duermen o se alistan para las labores permitidas por el proceso de reapertura de Panamá en el marco de la pandemia, por las arterias del Hipódromo Presidente Remón fluyen desde las cuatro de la madrugada los purasangres de carrera.

Previo a las competencias que apasionan a muchos, en un submundo lleno de colores y olores se prepara todo al detalle para que este jueves se retome la actividad en el principal hipódromo de Panamá.

Entre el sonido de los cascos y algún que otro relinche, algo parecido a un saludo entre compañeros que pronto se verán las caras en la pista, el sol aparece por el horizonte y el óvalo de carreras muestra su rostro a los más de 200 caballos que comenzarán sus entrenamientos diarios, que suelen prolongarse más de una hora y media.

Un equipo, generalmente compuesto por el dueño, un mozo de corral, un veterinario y un jockey, trabajan de manera mancomunada para que este atleta de cerca de media tonelada de puro músculos pueda rendir bien en la pista.

El mozo de corral Mariano Rivas, de 56 años, abraza a la yegua Dulcinea en el hipódromo Presidente Remón
El mozo de corral Mariano Rivas, de 56 años, abraza a la yegua Dulcinea en el hipódromo Presidente Remón / EFE

Han sido meses duros

En medio de la alegría de la vuelta a la competencias se tejen historias, entre esas la de los dueños de caballo que tuvieron que reinventarse y atender ellos mismos a su equinos.

Uno de esos casos es el de José Armando Góngora, quien expresó a EFE su felicidad "porque regresa la actividad" tras unos meses que "han sido duros para todos".

"Los animales se ven felices al subir al trabajo diario, parece que supieran que van a competir", comentó Góngora, en referencia a que a partir de este jueves se reanudan las carreras, pero sin público por temas de bioseguridad, y miles de trabajadores de la industria hípica volverán a sus puestos.

El dinero que no entró durante los meses de inactividad "no se recuperará este año, que para todos será de pérdidas", matizó Góngora, que explicó que el dueño de un caballo tiene que pagar 20 dólares por día para que atiendan al animal pero "mientras que el caballo no compita, no se cobra y no se puede pagar".

Para el presidente de la Sociedad de Dueños de Caballos, Bernabé Pérez, la actividad ha sufrido pérdidas superiores a los 2 millones de dólares por la suspensión "demasiado larga" de la actividad.

"Pensamos que la actividad ha estado cerrada más tiempo de lo que debió estar, a pesar de este ser un área de 54 hectáreas, al aire libre y que sanitariamente no se dieron problemas de contagios masivos de COVID", argumentó.

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