Argentina vs Uruguay: Un Clásico añejo como el vino
Partido de gala del Grupo B de la Copa América
La historia de la Copa América se explica preferentemente por la Argentina y Uruguay. Son los dos países que más veces la ganaron. Se repartieron el 67 por ciento de los títulos. De los 43 torneos celebrados, nuestro país obtuvo 14, mientras que los charrúas atesoran 15. Tomaron la delantera a partir del estancamiento argentino desde 1993. Uruguay dio un paso al frente con las coronas de 1995 y la de 2011, cuando dio la vuelta olímpica en el Monumental frente al Paraguay de Gerardo Martino. Hay historia remota y contemporánea, fresca para muchos de los jugadores que estarán hoy, como la eliminación argentina en 2011 por penales en Santa Fe.
Se vienen enfrentando desde 1901, es un clásico ancestral, al estilo de los que se disputan desde tiempos inmemoriales en las Islas Británicas. Un partido muy reconocible, aunque la Argentina deje esta noche su camiseta a bastones para vestir de azul, y Uruguay cambie la mítica celeste por una blanca. Un duelo con suficiente voltaje para que el ambiente del estadio La Portada levante los decibeles, no se hunda en el semisilencio que en varios pasajes del cotejo ante Paraguay permitía escuchar los gritos de los jugadores. El torneo los cita prematuramente para que cada uno vaya despejando su futuro en el Grupo B.
La Argentina tendrá la oportunidad de empezar a salir del estado de confusión en el que cayó en el segundo tiempo contra Paraguay. En la intimidad, apagados los micrófonos, a Martino ni siquiera lo dejó plenamente conforme y satisfecho el primer tiempo, cuando el seleccionado dispuso del absoluto control e iniciativa que le cedió Paraguay. Observó que al equipo le faltó romper por los costados y no se engañó con cómo llegaron los goles: un error guaraní en una cesión hacia atrás y un penal dudoso. Costó mucho crear situaciones de gol en proporción al alto porcentaje de posesión.
Peor fueron las disfunciones de la segunda etapa, con un equipo fracturado, en buena medida por los cambios del director técnico. Para corregir esos defectos, Martino apelará esta noche a la formación base que fue ideando en los últimos tiempos y que por un motivo u otro nunca la plantó en la cancha. Esto implicará los ingresos de Zabaleta (por Roncaglia) y de Biglia (por Banega). Con el lateral de Manchester City pretende una progresión más prolija sobre la derecha, y el volante de Lazio está llamado a ser el socio más estrecho de Mascherano para que el equipo no se estire, deje agujeros en el medio y quede expuesto al contraataque. El entrenador calificó al clásico como "muy importante" porque "será mucho mejor si la clasificación es como primero".
La búsqueda es doble: afianzar un estilo, una identidad, y que el resultado acompañe para sumar tranquilidad. Uruguay no es el rival más sencillo para alcanzar esos objetivos. Nunca le faltan fiereza y aplicación táctica para neutralizar el plan rival. Y no necesita mucha elaboración, sino que prefiere el ataque directo, la pelota detenida y el aprovechamiento de las segundas jugadas. El Maestro Tabárez ya suma nueve años de gestión, con el pico del título de la Copa América 2011 y el cuarto puesto en el Mundial 2010. Sin el suspendido Luis Suárez ("es como si a la Argentina le quitaran a Messi", dijo Tabárez), goleador histórico (44 tantos), y retirado Diego Forlán (segundo, con 36), el liderazgo en el ataque quedó para el intenso Edinson Cavani (26) y el joven Diego Rolan (22 años, dos goles con la Celeste y una cosecha de 15 en su última temporada en Bordeaux).
El arquero Muslera, Godín , Arévalo Ríos y Cebolla Rodríguez representan la vieja guardia de un equipo que se renueva con el zaguero Giménez (Atlético de Madrid), le hace un lugar a un Carlos Sánchez de muy buen momento en River y va fogueando al moreno Rolan.
"Un Uruguay-Argentina significa mucho", dijo Tabárez, que hizo una declaración de principios sobre la manera de encarar el partido: "Siempre en este proceso nos preocupamos por limitar el potencial del rival, y por qué no, crearle algún problema. Defender no es una mala palabra. Lo hacemos dentro del reglamento y sin golpear. Estamos preparados para enfrentar a un rival dificilísimo. Vamos con muchas ganas". Un partido con profusa historia que dirá mucho de la actualidad de la Argentina.