De Klassieker, El Clásico y Le Classique, 3 partidos clave del fin de semana
Tres clásicos con historia que se disputarán el domingo.
Feyenoord-Ajax, Barcelona-Real Madrid y París Saint Germain-Olympique Marsella son los tres clásicos con historia que se disputarán el domingo, partidos con connotaciones que superan el ámbito deportivo y que marcan el fin de semana del fútbol europeo.
AJAX-FEYENOORD: EL AJAX CLARO FAVORITO EN "DE KLASSIEKER"
Pese a que el PSV Eindhoven se ha inmiscuido desde finales de los años 80 en la pugna, el clásico holandés siempre será entre Ajax y Feyenoord, porque va más allá del fútbol. Detrás de ambos hay dos ciudades opuestas: puede que sea manido hablar de la artística y liberal Amsterdam, frente a una Rotterdam portuaria que gira a la derecha ("mientras Amsterdam está de fiesta, Rotterdam trabaja", señala el dicho), pero cada "Klassieker" recuerda la pugna entre la dos urbes más importantes del país, un choque que ha tenido a menudo episodios violentos entre las aficiones de los dos clubes.
El Feyenoord fue el primer equipo holandés que conquistó la Copa de Europa (1970), pero el Ajax le tomó el relevó y de la mano de Rinus Michel y Johan Cruyff cambió el fútbol mundial. De la mezcla de ambos clubes nació la asombrosa "Naranja Mecánica" capitaneada un un Cruyff que tiene un sitio destacado en ambos equipos -se retiró conquistando un doblete en el Feyenoord, después de que el Ajax no le quisiese renovar con 36 años-.
Ahora, para el partido en el Johan Cruyff Arena, el Ajax es el gran favorito, un equipo al que en Holanda comienzan a comparar con el que conquistó la Liga de Campeones en 1995.
Entre la afición del Feyenoord, de hecho, se ha instalado un pesimismo que no se corresponde con los dos únicos puntos que les separan de los "ajacied", segundos clasificados tras el intratable PSV. "Hay una dolorosa distancia entre el Ajax y el Feyenoord", ha asegurado Wim van Hanegem, leyenda de los de Rotterdam.
En esa situación, Robin van Persie, capitán del Feyenoord, que con 35 años está ante el que se supone su último clásico en Amsterdam, ha levantado la voz: "Se le está dando mucho bombo al Ajax. Sólo el Barcelona fue invencible".
BARCELONA-REAL MADRID: UN CLÁSICO REIVINDICATIVO
Sin Messi ni Ronaldo por primera vez desde 2007 y con Julen Lopetegui en el punto de mira, el Clásico del fútbol español atiende a todo tipo de reivindicaciones.
El Barcelona precisa corroborar que puede sobrevivir a la ausencia del genio de Rosario, que estará tres semanas de baja tras romperse el radio del brazo derecho.
En la victoria contra el Inter en la Liga de Campeones (2-0), "redescubrió" al brasileño Rafinha y está por ver si Ernesto Valverde -también cuestionado- da continuidad a esa fórmula o apuesta por el cuestionado Ousmane Dembelé.
En el Real Madrid, no se trata tan sólo de acabar con la nostalgia que ha provocado la ausencia Ronaldo. Del resultado del Camp Nou depende la supervivencia del proyecto de Julen Lopetegui, al que lo apretado del calendario ha sido su mejor aliado para concederle la prórroga que le ha permitido alcanzar el Clásico.
O.MARSELLA-PSG: LE CLASSIQUE, CHOQUE DE ALTA TENSIÓN EN EL VELODROME
Pese a la distancia que en la actualidad separa al PSG del Olympique y a que los ultras parisinos tienen prohibida la entrada al estadio, Marsella -donde se produjeron los peores disturbios en la Eurocopa 2016- se prepara para una nueva "batalla" en el Velodrome.
Es precisamente el ambiente que se vivirá en el recinto marsellés el principal argumento al que se agarra la afición del OM, porque hasta el momento nadie ha podido con el equipo de Kylian Mbappe y Neymar, ganador de los diez primeros partidos de la Ligue 1.
Ante el apabullante dominio del millonario rival, el Marsella no opone ahora mismo más que el orgullo del sur contra el poderoso norte y su mayor historia (71 años más).
Curiosamente, es una rivalidad creada casi de forma artificial. Según la sorprendente revelación del expresidente del Marsella Bernard Tapie, en su libro "OM-PSG, PSG-OM los mejores enemigos", publicado en 2003, él alimentó la rivalidad en los años 90 porque necesitaba un equipo que mantuviese a su plantilla alerta, que la hiciese competitiva para poder batirse en Europa.
Sea verdad o no, ambas aficiones asumieron el odio al rival con tal fuerza que el choque se ha convertido en uno de más problemáticos, por la virulencia de sus ultras.
Por eso, el domingo se pondrá a prueba la capacidad del conjunto de Thomas Tuchel, que el miércoles tan sólo empató con el Nápoles gracias a un gol en el último momento de Di María, para sobreponerse a un ambiente explosivo.