Portugal, exultante, recibe a Ronaldo y a los suyos como héroes

Portugal, exultante, recibe a Ronaldo y a los suyos como héroes
Afp
11 2016 - 13:14

Portugal, exultante, recibió el lunes como héroes a los hombres de la Selecçao, liderados por el capitán Cristiano Ronaldo y el seleccionador Fernando Santos, para festejar por todo lo alto su triunfo en la Eurocopa.

Este primer título internacional llena de alegría a los portugueses y da un empujón de moral a un país al que le cuesta salir a flote después de años de crisis económica.

Escoltado por el ejército del aire, el avión "Eusebio", que transportaba a la Selecçao, aterrizó sobre suelo luso a las 11H40 GMT, con cerca de media hora de retraso. Dos chorros de agua con los colores verde y rojo sirvieron para hacer pasillo a la aeronave.

Recibidos por miles de aficionados, los primeros en salir fueron la estrella Cristiano Ronaldo y el entrenador Fernando Santos, alzando el trofeo.

"El título es para todos los portugueses, para todos los emigrantes, para toda la gente que creyó en nosotros", había afirmado Ronaldo después del partido, en el que el equipo luso ganó 1-0 en la prórroga a Francia.

Los jugadores se subieron a un autobús descapotable rotulado con la palabra "Campeones", para ir al palacio presidencial, donde serán recibidos por el jefe de Estado Marcelo Rebelo de Sousa, quien les concederá la Orden de Mérito.

"No hemos dormido mucho. Esta victoria es la primera, teníamos que estar aquí. Es nuestra venganza después de 2004", dice Antonio Ribeiro de Magalhaes, un estudiante de 21 años, en referencia a la final que perdió el equipo luso ante Grecia, siendo Portugal el país anfitrión del torneo.

Doce años después de este drama nacional, Portugal consiguió por fin su primer gran título internacional.

Durante toda la noche, los aficionados de todo el país celebraron por todo lo alto este triunfo memorable.

Tras la recepción en el palacio presidencial de Belem, los jugadores de la Selecçao realizarán un recorrido en autobús por las principales arterias de la capital y se dirigirán a una zona preparada para los festejos con los aficionados al norte de Lisboa.

Lágrimas

"¡CAMPEONES! ¡Sois grandes! ¡Felicidades!", tuiteó Luis Figo, estrella de la Selecçao en 2004, cuando el equipo fue vencido por Grecia por 1-0, en una inesperada derrota. A su lado se encontraba entonces un joven prodigio de 19 años que terminó esa maldita final con lágrimas en los ojos.

Cristiano Ronaldo tiene hoy 31 años y es un icono mundial del fútbol. El domingo, en el partido contra Francia, también lloró de dolor y de rabia, aunque el desenlace final fue totalmente distinto.

Lesionado en la rodilla izquierda en el minuto 8, un cuarto de hora después tuvo que ser evacuado en camilla, sin poder contener las lágrimas.

Pero al final las lágrimas de dolor se convirtieron en llanto de alegría después del gol de su compatriota Éder en la prórroga, que dio la victoria al equipo.

Este tanto permitió que Ronaldo se alzara con el trofeo en la ceremonia final.

La última media hora del encuentro, Ronaldo estuvo en el banquillo, vibrando y gritando hasta casi convertirse en seleccionador bis, junto al "verdadero" entrenador, Fernando Santos.

Nudo en la garganta

Lejos, muy lejos de estas escenas de alegría, Francia se despertaba entristecida este lunes. Dejó pasar la oportunidad de llevarse su cuarto título internacional, tras las Eurocopas de 1984 y 2000 y el Mundial de 1998.

El presidente francés, François Hollande, almorzará este lunes con los jugadores. Algunos de ellos irán con un nudo en la garganta.

"Pasaremos unas vacaciones de mierda", dijo André-Pierre Gignac, atacante de la selección francesa y ahora instalado en México, donde juega con los Tigres de Monterrey. Gignac podría haberse convertido en el primer hombre en levantar una Copa de Europa cuando juega en una liga latinoamericana.

Este triunfo en la Eurocopa podría haber ayudado a Francia a olvidar el tenso clima social de los últimos meses, la crisis económica que atraviesa el país e incluso los recuerdos dolorosos de los atentados de 2015.

"Es una gran decepción", confesó el seleccionador Didier Deschamps. "Es muy duro, tendremos que aceptarlo y digerirlo".

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