El desamor jugador-entrenador es cuento de no acabar en Can Barça

Romario y Cruyff, Kubala y Herrera, Ibrahimovic y Guardiola tuvieron sus 'rifirrafes'

El desamor jugador-entrenador es cuento de no acabar en Can Barça
Claudya Morales
13 2015 - 11:50

BARCELONA -La difícil relación entre Leo Messi y Luis Enrique no es un hecho desconocido en el Barcelona, donde de vez en cuando el fuerte carácter entre la estrella del equipo y el entrenador ha desembocado en una crisis en toda regla.

Pep Guardiola y Zlatan Ibrahimovic protagonizaron el último desencuentro, aunque el sueco no era el 'jugador franquicia' del equipo, recordándose el conflicto entre Louis van Gaal y Rivaldo como el último con el crack indiscutible.

Anteriormente, sin embargo, sí hubo otros casos en los que de forma habitual el vencedor fue el jugador, recordando los más veteranos al que enfrentó a Helenio Herrera con Ladislao Kubala en 1960 y que terminó con la marcha del entrenador al Inter de Milán, acompañado un año después de Luis Suárez para convertir al club italiano en referencia en toda Europa mientras el Barça se caía en la mediocridad.

"Es muy fácil. Si quiere irse, que traiga el dinero". Con esta simpleza ventiló en enero de 1995 Johan Cruyff el conflicto abierto con Romario, quien regresó de las vacaciones de Navidad con la intención de forzar su regreso inmediato a Brasil.

Johan tensó la cuerda en el Clásico que el Real Madrid venció por 5-0 el 7 de enero dejándolo en el banquillo (jugó en la segunda parte) y dos días después el brasileño regresó a Río, traspasado al Flamengo por 3,9 millones de euros.

Las similitudes entre aquel suceso y el desencuentro que protagonizan hoy Luis Enrique y Messi se antojan mínimas por cuanto a pesar de la estima de los hinchas por Romario, Cruyff era intocable (situación diametralmente distinta a la actual) y, también, porque mientras el carioca apenas llevaba una temporada en el Camp Nou el argentino pertenece al Barça desde edad cadete. Además, evidentemente, de que el ascendente de Leo en el barcelonismo, a todos los niveles, es absoluto.

Habría que trasladarse dos décadas más atrás, a 1976, para reencontrar una guerra abierta entre la figura y el entrenador del Barcelona y, como se aventuraría ahora, fue el futbolista quien ganó.

Se llamaba, curiosamente, Johan Cruyff y echó, tal cual, del club a Hennes Weisweiler, un técnico de gran prestigio en Europa que cayó ante el poder del entonces futbolista holandés. El desencuentro entre Cruyff y Weisweiler desembocó en enfrentamiento cuando el 8 de febrero de 1976 el Barça perdió por 2-0 en el campo del Sevilla y el entrenador cambió al jugador holandés en el minuto 70, acusándole de ser el responsable del segundo gol local.

"Si sigue Weisweiler, yo no juego más" estalló Cruyff en el vestuario, para una semana más tarde tensar la cuerda anunciando su marcha a final de aquella temporada: "Me voy en junio".

La popularidad de Cruyff en aquel Barcelona podría perfectamente compararse a la actual de Messi y provocó que los aficionados azulgrana improvisaran una manifestación junto al estadio en la que exigieron la salida del entrenador.

Pancartas como 'Abuelito, vuelve a los Alpes' o 'Johan sí, WW no' se repitieron en los siguientes partidos en el Camp Nou, donde, además, los entrenamientos estuvieron repletos de insultos al técnico alemán, quien había iniciado una suerte de revolución en el equipo.

La tensión estalló cuando el 30 de marzo el Liverpool (con gol de Toshack) venció en el estadio azulgrana en las semifinales de la Copa de la UEFA y desembocó en una reunión de urgencia del presidente con representantes de las peñas que forzaron al mandatario, Agustí Montal, a posicionarse públicamente al lado de Cruyff.

El 2 de abril Weisweiler, sin ningún apoyo en el club y atacado por unos medios que también tomaron parte por el jugador, presentó su dimisión y volvió a Alemania, mientras Cruyff, que jugaba su tercera temporada en el Barça, renovó su contrato por dos años más.

Schuster, que ya en 1982 había provocado la salida de Udo Lattek llamándole "borracho", fue apartado del equipo tras la derrota del Barça en la final de la Champions de 1986, se enfrentó abiertamente a Terry Venables en una cruenta guerra civil que vivió el barcelonismo y provocó primero la marcha del entrenador un año después y la del jugador, en 1988 al Real Madrid.

Van Gaal chocó con Rivaldo, al negarse el brasileño a jugar en la banda izquierda como le ordenaba el hoy entrenador del Manchester United, desembocando su relación en una guerra abierta que provocó el castigo para el jugador brasileño y acabó con la salida del técnico holandés del club.

Por el momento, el desencuentro entre Luis Enrique y Messi quedó aparcado gracias a la victoria azulgrana frente al Atlético de Madrid y a las palabras conciliadoras del delantero argentino apenas acabar el partido del domingo.

Sin embargo, en el ambiente flota la sensación de que esta tregua no es para nada el final y que solamente los resultados o la mano izquierda del entrenador podrán enderezar una relación que se sigue contemplando explosiva.

Por cierto, el 7 de enero de 1995, dos días antes de la marcha de Romario a Brasil, el Barça de Johan Cruyff cayó en el Bernabéu ante el Real Madrid, que le aplastó por 5-0 con tres goles de Zamorano, otro de Amavisca y el restante de...Luis Enrique.

Si te lo perdiste
Lo último