La Copa del Rey vuelve a Madrid
La final de la Copa del Rey fue superlativa. Era noche de sonrisas en Mestalla. Blancas nieves caían para el 1-0. El Real Madrid vencía al Barcelona y conquistaba un trofeo que ya se le hacía extraño, irreverente... hoy amigo cercano… confidente. Ayer ganó la insistencia, la persistencia física y táctica. Ganó el planteamiento de Mourinho. Armando hasta los dientes hacía de Ronaldo y 10 más una muralla de mil colores blancos. Confundió el Madrid al maravilloso juego blaugrana. Los blancos nuevamente entregaron la pelota, pero no dominaron el partido, dos conceptos distintos. No es lo mismo quererla, a que ella te quiera. Así es el fútbol. Primer tiempo La garra salía del alma. No era el Madrid cobardón de ese encuentro sabatino. Mourinho acomodaba fichas y ayer sacó las garras. Fue un primer tiempo donde el Madrid adelantó sus líneas. El Barcelona se sintió sentimentalmente acorralado: el tiquitaca del tridente Xavi, Iniesta y Messi se chocaba con una pared de piernas. Allí el Madrid gastó sus almas. El Barcelona acampó y sobrevivió. Al minuto 44 Pepe se hizo de resortes y en salto de gacela empalmó el balón al poste. Resumen de lo ocurrido: los merengues podían ganar. Segundo tiempo El Barcelona reaccionó. No por el gusto es considerado el mejor Barcelona de todos los tiempos. Tuvo su brillantez clara cuando Messi sonrió, cuando Xavi volvió a ser el pasador mágico que guió las seis copas… Era el Madrid y hasta Pinto era genial. Pero delante había un problema catalán. Su nombre era Iker. Un arquero que se crece en los momentos grandes, el héroe blanco fue ese arquero, dijo que no en cuatro oportunidades claras… Allí llegó la polémica. Un gol de Villa al 68 fue cantado fuera de lugar. ¿Pudo ser? El árbitro no lo vio. La repetición mostraba un milimétrico off side… De allí en adelante salvamento. Tiempos extras La jugada llegó. Un salto colosal de Cristiano Ronaldo catapultó esa máquina deportiva hacía el balón, el cual proyectó como misil amante de redes directo al gol. Locura en Mestalla. Cibeles de fiesta. Era el minuto 102. De allí en adelante el Madrid se defendía… corría y podía. El Barcelona se sentía impotente. Cantó el final… y la historia lo dice: el Madrid es feliz, mientras los catalanes ansían el próximo 27 en semifinales de Champions tener revancha deportiva, partido que usted vivirá por TV Max… ¡Imperdible!