Atlético y Sevilla mantienen el 'statu quo' con un empate 2-2

No defraudó el partido. Tenso, intenso, vibrante, potente, emocionante, polémico, con protagonismo del VAR.

Atlético y Sevilla mantienen el 'statu quo' con un empate 2-2
Atlético y Sevilla mantienen el 'statu quo' con un empate 2-2
Tvmax
07 de marzo 2020 - 12:13

Un vibrante 2-2 sostuvo al Sevilla dos puntos por encima del Atlético de Madrid, igualados en goles, en penaltis y en revisiones del VAR en un estresante y cambiante duelo directo en el Wanda Metropolitano que mantiene en plena ebullición una pugna por la Liga de Campeones hoy por hoy impredecible.

Tanto como lo fue el encuentro de este sábado, con momentos para cada uno, con ocasiones para los dos y con ventajas para el Sevilla, primero, y para el Atlético, después, que no le bastaron a ninguno. Un pulso potente del que sale más fortalecido el conjunto andaluz, porque su ventaja sigue intacta. Y ya ha pasado otra jornada más.

No defraudó el partido. Tenso, intenso, vibrante, potente, emocionante, polémico, con protagonismo del VAR. La Liga de Campeones es un tesoro en el fútbol. Una 'mina' que quiere explorar y explotar todo el mundo. Por dinero, por prestigio, por ambición. De ahí no se plantea ir el Atlético y pretende volver el Sevilla.

Tampoco hay margen para el error. Ni descuido posible. Menos aún cuando la temporada entra en su fase determinante con tanto y tanto por competir y con tantos y tantos pretendientes para la tercera y cuarta plaza; el contexto de un partido que enfrentó a dos equipos que sienten, además, que el pase a la 'Champions' es una obligación.

No hay términos medios ni para el Atlético ni para el Sevilla, subidos en el mismo tiovivo a lo largo de este curso sobre el que circularon por el primer tiempo en el Wanda Metropolitano; un choque de tremenda agitación que tan pronto sentía suyo uno como iba para el otro lado. Cuatro goles, dos penaltis, mucho VAR... Y empate.

El Sevilla golpeó primero. Ya había avisado Suso, un futbolista muy interesante, con un disparo que exigió la estirada de Oblak. Luego marcó Luuk de Jong, hábil para definir el 0-1 en el minuto 19, después de una serie de hechos que no dejan en buen lugar a la estructura defensiva del Atlético. Ni a Saúl, porque no fue contundente, ni a Savic, porque no eligió bien el momento (no lo hizo en casi ningún tramo del encuentro), ni a muchos de los jugadores que asistieron sin reacción a la jugada. Ni en el primer envío de Jesús Navas ni en el definitivo de Joan Jordán.

La respuesta del Atlético fue rotunda. Primero a través de un penalti por mano de Diego Carlos que requirió la exhaustiva revisión del árbitro Hernández Hernández en el monitor. Lo transformó Morata, reencontrado ocho partidos después con el gol de la misma que había marcado el último hasta entonces, en la Supercopa ante el Barcelona.

Y después al contragolpe. Es la destreza en la que mejor se mueve. No habría sido posible sin el tremendo error en la salida del balón de su adversario en medio campo, impropio de un equipo de su nivel, pero tampoco sin la conducción ni el pase de Koke ni la resolución final de Joao Félix, que convirtió el 2-1 con suspense.

Ha marcado dos goles en los últimos tres encuentros el atacante portugués, que volvió al once titular un mes después. Jugó 80 minutos, demostró su clase, evidenció que cuando el balón pasa por él el juego de su equipo es mucho mejor y parecía la pieza ofensiva más solvente hasta que lo sustituyó Simeone en el 80. Hubo pitos.

No bastó tampoco el 2-1. Ni siquiera para llegar al descanso con ventaja. De nuevo un penalti, esta vez en el otro área, pero con la misma espera hasta la revisión en el VAR. Lo transformó Lucas Ocampos para cerrar un primer tiempo trepidante, digno de la competición que persiguen los dos, la mejor del mundo: la Champions.

Aún tuvo dos ocasiones más el Atlético, sobre todo un cabezazo de Felipe al borde del intermedio, del que pareció volver mejor, en cambio, el Sevilla, que rebuscó el gol con un trallazo de Gudelj, pero que no fue así, en la reapertura de un partido del que nadie se conformaba con el empate. Menos aún el insistente equipo local.

Sin las mismas revoluciones, sin los mismos sucesos, sin esa sensación cambiante, pero igual de vibrante, tenso e imprevisible, como lo fue la intrépida parada de Vaclik. Vencido, en el suelo, tras un disparo de Yannick Carrasco, surgió su mano derecho para repeler un balón a media altura que un segundo antes parecía gol.

Falló Diego Costa, el segundo recurso de Simeone en el banquillo -el primero fue el extremo belga-, la siguiente ocasión, como también lo hizo Carrasco instantes después, con todo a favor y un remate alto; una secuencia de méritos que desprendía la realidad ya indudable de que era el momento del Atlético. No lo aprovechó.

EFE.

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