Alemania-Inglaterra, un clásico con historia
El choque entre Alemania e Inglaterra en la segunda ronda de la Copa Mundial trae a la memoria momentos clásicos del fútbol, incluidos un gol cuestionado en una final, una remontada alemana tras ir perdiendo 2-0 y una dramática victoria por penales de los germanos. La de ingleses y alemanes es una de las grandes rivalidades del fútbol. Su primer choque memorable fue en la final del Mundial de 1966 en Wembley, que Inglaterra ganó 4-2. Es el famoso partido del triplete de Geoff Hurst, quien sigue siendo el único jugador que ha marcado tres goles en una final. Inglaterra se puso 2-1 luego de ir perdiendo, pero en los minutos finales Wolfgang Weber anotó y forzó un alague. Fue entonces que Hurst anotó un cuestionado gol que entró en la leyenda. Su remate pegó en el travesaño, picó y regresó al terreno de juego. Luego de muchas consultas, el árbitro convalidó el gol, ante el asombro de los alemanes. Por más que Hurst haya anotado un cuarto tanto, los alemanes insisten en que el tercero fue ilegítimo y que el resultado pudo haber sido otro si no lo convalidaban. Cuatro años después los germanos se tomaron una revancha en México. Los dos equipos se midieron en los cuartos de final e Inglaterra se puso 2-0 arriba. Alemania descontó y acto seguido el técnico inglés, Alf Ramsey, dejó mudo a todo el mundo sacando a uno de sus jugadores más creativos, Bobby Charlton, y haciendo entrar a un jugador más defensivo. Sin Charlton, Inglaterra dejó de atacar y los alemanes anotaron otros dos goles, ayudados en parte por la floja actuación del arquero Peter Bonetti, quien había ocupado la plaza del confiable Gordon Banks. Veinte años más tarde, en 1990, Inglaterra y Alemania se encontraron en las semifinales. El partido terminó 1-1 después de un alargue y se fueron a penales. Los alemanes ganaron 4-3. Los dos equipos han tenido duelos memorables fuera de la Copa Mundial también. En las eliminatorias del 2002, Alemania ganó 1-0 en el último partido jugado en el viejo estadio de Wembley. Esa misma noche Kevin Keegan renunció a la dirección técnica de los ingleses. El sueco Sven-Goran Eriksson lo sucedió y en la revancha, en Munich, Inglaterra goleó 5-1 a los alemanes.