Sin sitio en Moscú: el fracaso latinoamericano en el Mundial-2018
Sus estrellas no pudieron marcar la diferencia para detener el dominio europeo
Llegaba cargado de estrellas, pero no fue suficiente. Con Messi ahogado por la ansiedad de Argentina en octavos, Uruguay víctima de Francia y Brasil sorprendido por el ímpetu de Bélgica en cuartos, Latinoamérica quedó fuera en Rusia-2018 de las semifinales de un Mundial por quinta vez en la historia.
Neymar dijo que aquel 6 de julio en Kazán fue el día más triste de su carrera. No fue el único: por cuarto Mundial consecutivo, el continente con varios de los países más exportadores de talento se quedaba sin corona.
Desde que aquella Seleçao de Ronaldo levantó el trofeo en Yokohama (Japón) hace 16 años, ningún equipo latinoamericano ha vuelto a hacerlo. Solo lo rozó Argentina en 2014, pero Alemania le aplastó el sueño a Messi en el Maracaná.
Esta vez, sin embargo, Brasil pensaba que sería diferente. Renovada desde la llegada de Tite, su dominio de las eliminatorias hacía de la Seleçao uno de los rivales más fuertes rumbo a Moscú. Había llegado el momento de vengar la humillación de 2014 y, de paso, levantar de nuevo una Copa del Mundo en Europa, algo que solo había logrado una selección sudamericana: la de Pelé en Suecia-1958.
Pero a esta nueva Canarinha se le ocurrió perder su primer partido oficial justo ante Bélgica. Los 'Diablos rojos' frenarían después contra Francia, pero el daño para Brasil ya estaba hecho.
"No quería ver una pelota delante de mí", confesó Neymar sobre el dolor de la eliminación, en una entrevista con la AFP tras el Mundial.
La Copa fue especialmente amarga para el jugador más caro del mundo, quien llegó a Rusia dispuesto a luchar por el Balón de Oro pero acabó convertido en un meme global. Su fútbol todavía entumecido por la lesión, y apenas dos goles, no fueron suficientes para eclipsar la guasa mundial por sus caídas y cambios de peinado.
12 a 9
Aunque no fue el único al que sueño ruso se le convirtió en pesadilla. También se fue con la mirada perdida Lionel Messi, contagiado por una Argentina constantemente al borde de un ataque de nervios.
Nunca se le vio feliz en una Albiceleste que ya llegó herida, después de haber salvado al límite unas eliminatorias desastrosas que casi le dejan fuera del Mundial. El atacante volvió a ser el héroe con su triplete en la última fecha ante Ecuador, pero en Rusia no le salió le capa.
Falló un penal ante Islandia (1-1) y su gesto de agobio durante el himno ante Croacia (derrota 3-0) delataba a un líder angustiado que solo pudo desplegar algo de su magia en el triunfo ante Nigeria (2-1), antes de padecer, impotente, la tormenta francesa que les arrasó en octavos.
En su camino hacia la coronación en Moscú, Mbappé y compañía acabaron después con la guerrera Uruguay, la otra superviviente en cuartos de los ocho combinados latinoamericanos. Las lágrimas de un impotente Josema Giménez antes del final anticipaban la amargura de aquella noche que acabaría después con Brasil y con el Mundial para el continente, que no quedaba fuera de unas semifinales desde 2006.
Con el segundo trofeo para Francia, Europa suma ahora 12 copas mundiales frente a las 9 de Sudamérica.
"Hay varias circunstancias que explican esto, pero para mí la primera es que nos robaron el tiquitaca por abandono nuestro", valoró Jorge Valdano al diario El País. "También nos hemos vuelto locos con la obsesión por ganar y los chicos salen muy jóvenes a Europa", añadió entonces.
Líder del mercado mundial, Brasil es el mayor exportador de jugadores del mundo, seguido por Francia y Argentina, según un informe del Centro Internacional de Estudios del Deporte (CIES).
Transformación
Con James lesionado, Colombia sufrió una dolorosa eliminación en penales frente a Inglaterra en octavos, mientras que México vivió una auténtica montaña rusa que le hizo pasar del escándalo nacional por la fiesta de sus jugadores a dar la sorpresa ante Alemania en el debut, antes de tropezar de nuevo en el cuarto partido -por séptimo Mundial consecutivo- ante Brasil.
Peor le fue a Costa Rica, que llegaba como la revelación de 2014 y se fue dividida y sin victorias en la fase de grupos, mientras Panamá cerraba su histórico estreno sin puntos y Perú tenía que aguardar al último partido para celebrar su primer gol en un Mundial desde 1982.
Pero poco le importó a su emocionante hinchada haber tenido que esperar 36 años para esto: allí dónde iban los incas les seguía una marea roja que acabó conquistando Rusia y el premio The Best a la mejor afición.
Lo mismo ocurrió con los demás equipos latinos, cuyos incansables hinchas siguieron cantando en Moscú, por mucho que sus selecciones ya fueran historia.
Aunque de este continente que reinterpretó el juego, y le dio a varios de sus dioses, se espera más dentro del campo.
"Las transformaciones en el fútbol ocurren poco a poco y pasan desapercibidas. De repente, vimos lo obvio, que muchas cosas son diferentes, como en los últimos 15 años, y que en Brasil solo le dimos importancia después del 7 a 1", resumió el mítico Tostao, campeón del mundo en 1970, en Folha de Sao Paulo.
Toca pisar el acelerador. Próxima parada, la Copa América de Brasil-2019.