Neymar contra el miedo
La máxima figura contemporánea brasileña, en todos los focos.
Hace unas semanas Neymar reconoció que tenía miedo. Saltar de una lesión a un Mundial no es fácil ni para quien creció con un país a sus espaldas. Este domingo en Rostov el planeta volverá a estar mirándolo, mientras se enfrenta a su peor trauma: vivir otro fiasco en una Copa del Mundo.
'Ney' salió de la última en camilla y entra en esta recuperándose de una lesión. Un ciclo que comenzó en aquellos histéricos cuartos de final de 2014 ante Colombia, donde una fuerte entrada de Zúñiga le sacó del torneo, y que le devuelve a Rusia convertido a los 26 años en el jugador más caro del mundo.
"Estoy más maduro, creo que estoy más preparado", afirmó en el canal de YouTube Desimpedidos.
Él, al menos, lo ha intentado. En una decisión que sorprendió al mundo, y sobre todo a su antiguo club, cambió la protección de Lionel Messi y Luis Suárez en Barcelona por los millones del PSG para volar en solitario.
Pero no fue como esperaba. Su turbulenta primera temporada, agitada por los rumores y su duelo de egos con Edinson Cavani, acabó saltando por los aires el 25 de febrero, cuando el pie se le quebró ante el Marsella.
Justo a escasos días del partido más importante del año, la vuelta de los octavos de la Champions contra el Real Madrid, Neymar sufría la peor lesión de su carrera, y a menos de cuatro meses del Mundial.
Aunque el 'menino' nunca dudó de sus prioridades.
El trono del mejor jugador del mundo se iba a decidir este año en Rusia y él tenía que llegar cómo fuera. Tomó un avión hacia Brasil, y el doctor de la Seleçao le operó el 3 de marzo en Belo Horizonte iniciando una recuperación contrarreloj con destino a Rostov.
"Sé que la gente está un poco nerviosa, pero nadie lo está más que yo, nadie está más ansioso por volver, y nadie tiene más miedo que yo", confesó hace unas semanas.
- Platino -
Lo que el tiempo, los millones y las polémicas no han podido cambiar es la relación con la pelota de este niño que llegó a acumular 54 balones en su casa de Santos.
Desde que se reencontró con ella -marcando dos golazos en los últimos amistosos- parece que todo encaja de nuevo para este joven alegre que no ha dejado de sonreír desde que pisó Rusia.
El más animado de la expedición, llegó bailando al hotel de Sochi, dirigió la broma que acabó con su amigo Coutinho rebozado de harina y apareció este sábado con parte del pelo rubio platino.
"Después de tres meses (...) él ya está jugando a un nivel muy alto, algo que nadie esperaba, ni él mismo. Estamos muy felices porque él está feliz, muy suelto", celebró Thiago Silva.
Todo el grupo se ha volcado en cuidar a su estrella, como reconoció el arquero Alisson, aliviado por tenerle de vuelta.
"Él está muy bien, gracias a Dios".
- Temperamento -
De la mano de Tite, a quien incluye en la terna de entrenadores que más le han marcado junto a Muricy Ramalho y Luis Enrique, 'Ney' ha vuelto a divertirse de amarillo.
Empeñado en aligerarle una presión que considera "inhumana", el seleccionador atenuó la 'Neymardependencia', pero no ha podido impedir lo inevitable.
Pase lo que pase, los focos siempre están con Neymar. No solo en sus increíbles dribles, sino también en su ajetreada vida capilar -convertida en jocoso tema de debate este sábado en las redes-, o en su intermitente relación con la estrella de telenovelas Bruna Marquezine.
Todo en la vida del brasileño con más seguidores en Instagram, ya son 94,7 millones, se sigue con atención. Él lo sabe bien y suele hacerse esperar saliendo el último al campo de entrenamiento o dosificando sus declaraciones.
Y, aunque su carácter se ha apaciguado, en ocasiones aún se le descontrolan las pulsaciones, como muestran las seis amarillas que se llevó en las eliminatorias.
Sus nervios ante la intensidad de los austríacos en el último amistoso encendieron para algunos las alertas de un pasado todavía cercano.
Aunque este nuevo Neymar parece decidido a no repetir viejos errores, como su vergonzosa salida de la Copa América de Chile-2015, sancionado tras una trifulca al final del partido contra Colombia.
"Eso es pasado, pueden estar tranquilos. Ponerme nervioso, me voy a poner, pero no voy a responder. No puedo darles ese regalo (a los rivales)", aseguró en su entrevista con Desimpedidos.
"Mis amigos me dicen que les gusta cuando empiezan a pegarme, porque ahí me crezco. Yo no sé pegar, no sé marcar muy bien. Sé driblar. Ellos pegan y yo driblo. No puedo entender por qué los rivales se enfadan. ¿Qué quieren que haga? No puedo llegar y decirles: 'Disculpa, quiero marcar un gol'", contó.
Abran paso, que ahí llega Neymar.