Messi, el hombre que pudo reinar

Ganar un Mundial, es una meta que aún no logra alcanzar

Messi, el hombre que pudo reinar / Getty Images
Afp
30 2018 - 14:42

Lionel Messi es el primer futbolista en haber ganado cinco Balones de Oro. También aquel que llevó al Barcelona a ganar cuatro Ligas de Campeones y nueve Ligas. Es ese niño que dejó Rosario para someterse a un tratamiento de crecimiento con 13 años y ese adulto incapaz de llevar a Argentina a levantar títulos.

Hablar de Messi es hablar de fútbol. En mayúsculas. Es mencionar al mejor futbolista que ha dado el planeta desde su compatriota Diego Maradona, al coetáneo del portugués Cristiano Ronaldo en una lucha de titanes que pasará a la historia del deporte.

Messi podría sentarse y dejar que su palmarés hablara por él, con 32 trofeos con el Barcelona y una infinidad de premios individuales. En sus vitrinas solo quedó espacio para una copa, que este sábado se le volvió a escapar al caer 4-3 ante Francia en octavos de final de Rusia-2018. A sus 31 años, ¿se habrá despedido de ella para siempre?

En Catar-2022 tendrá 35 y, si así lo decide, solo podrá mirar de reojo aquella medalla de oro que se colgó en Pekín-2008, su solitario bagaje con la Albiceleste, a pesar de haber acariciado la gloria en las finales de las Copas América de 2007, 2015, 2016, y del Mundial de Brasil-2014.

Por el legado de Maradona

Sus detractores siempre se lo recordarán, el resto visualizará en bucle sus goles imposibles, como aquella imitación contemporánea del tanto de Maradona a Inglaterra en 1986 y que él se reinventó en una tarde cualquiera contra el Getafe.

"Ni en un millón de años estaré cerca de Maradona", dijo entonces.

Ese será siempre el gran "pero" de la carrera de "La Pulga", eso que en el corazón de sus compatriotas hará que se quede en "Messías" y no se acerque a su "D10S": uno levantó la Copa del Mundo en 1986, el otro solo se quedó cerca.

"Cambiaría mis cinco Balones de Oro por un Mundial", llegó a decir. Hasta ese punto le ha perseguido toda su carrera ser incapaz de materializar con Argentina los éxitos del Barcelona.

Tras la penúltima debacle albiceleste, en la derrota en penales ante Chile en la Copa América Centenario en 2016, Messi dijo basta.

"Ya está. Se terminó para mí la selección. Ya lo intenté mucho, me duele más que a ninguno no poder ser campeón con Argentina, pero es así, no se dio y lamentablemente me voy sin poder conseguirlo", señaló entonces.

¿Y ahora qué pasará?

Un niño pequeño de Rosario

El astro albiceleste de Rosario tuvo la pelota cosida al pie desde muy pequeño. "Cuando era niño, mis amigos me llamaban para salir pero me quedaba en casa porque tenía entrenamiento al día siguiente".

Messi vive y ha vivido por y para el fútbol. "El dinero te permite vivir mejor, pero no es lo que me inspira. Yo vivo para jugar al fútbol, no por sus beneficios económicos".

A los 13 años tuvo que dejar su país para someterse a un tratamiento con hormonas de crecimiento en España ya que ni su club, Newell's, ni River Plate pudieron pagárselo. Dejar de ser "La Pulga" para ser adulto en Barcelona, que lo convirtió en el mejor jugador del mundo en cinco ocasiones.

Su llegada no fue fácil. Adolescente, alejado de su familia y amigos, creció en la adversidad hasta ir derribando todas las murallas que se le pusieron por delante.

El holandés Frank Rijkaard lo lanzó al estrellato. Rodeado del brasileño Ronaldinho, del portugués Deco, de los españoles Xavi Hernández y Andrés Iniesta y del camerunés Samuel Eto'o, Messi dejó boquiabiertos a todos desde la primera vez que se vistió la azulgrana del primer equipo.

Nadie lo volvió a sentar. Nunca más. Con Rijkaard se dio a conocer, con Pep Guardiola conquistó el mundo.

Humilde

En uno de los mejores equipos de la historia del fútbol, Messi fue levantando trofeos colectivos e individuales hasta convertirse en el primer futbolista en ganar cinco Balones de Oro. Siempre con los pies en el suelo. Siempre con el fútbol en su cabeza. Y en su sonrisa.

"No me considero el mejor, creo que soy un futbolista más. En la cancha al final somos todos iguales cuando comienzan los partidos".

Su lucha con Cristiano lo hizo crecer. Superarse. Si uno anotaba dos goles, al día siguiente el otro debía hacer tres. Durante más de una década, protagonizaron odas al deporte. Gestas difícilmente igualables a corto plazo.

Argentino

A pesar de crecer y vivir la mayor parte de su vida en Barcelona, "nunca se me pasó por la cabeza jugar con España".

Pero daba igual. En Argentina siempre ha existido recelo. No todos lo han sentido como suyo por tenerlo lejos y verlo brillar y ser exitoso con otra camiseta.

"Hay veces que notas que las cosas buenas de tu país son las que más te alegran y, las malas, las que más de duelen".

A veces no ha importado que sea el máximo goleador de la historia de su país, que haya sido casi el único motivo por el que la Albiceleste ha estado en la pelea por los títulos en la última década.

"Lo que más nos define es que los argentinos hemos sido siempre capaces de sobreponernos a las dificultades que surgieron". Una frase que también podría definirlo a él.

"El día que no disfrute en el campo, voy a dejar el fútbol".

En Rusia-2018 no lo ha hecho. Erró un penal ante Islandia en el partido inaugural (1-1), se marchó abatido tras caer 0-3 ante Croacia en la segunda jornada y, frente a Francia, no pudo ser decisivo y dijo adiós antes de tiempo en su cuarto Mundial. ¿Habrá una quinta vez?

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