Matthysse apunta al ganador del Floyd-Manny

En una noche se reunieron todas las cualidades y condicionantes que pueden ofrecer el gran espectáculo del boxeo profesional: destreza, arte, sangre, triunfalismo, valentía y sufrimiento. Eso es lo que expusieron el argentino Lucas Matthysse y el ruso Ruslan Provodnikov, dos ex campeones mundiales welter jr.

En el Turning Stone Resort Casino de Verona, Nueva York, Matthysse fundamentó la victoria por la notable producción gestada en el primer ciclo del match.

La calidad de los momentos dominantes del argentino, se convirtieron en la imagen gravitante para la apreciación mínima y desequilibrante, que justificó el veredicto y su continuidad en las competencias de primerísimo nivel.

"Me siento ganador, cada vez que piso los Estados Unidos". Con estas palabras Matthysse abrió la conferencia de prensa. Y agregó: "Ahora necesito descansar, estar con mi familia y prepararme para quien resulte vencedor entre Pacquiao y Mayweather. Estoy contento con mi trabajo, sobre todo con mi jab y con mis piernas, aunque me agoté en los últimos tres rounds. Yo sabía que venía a una guerra y el ruso la dio. Lo quiero felicitar, él fue un gran responsable de éste trámite en lo que para mí, fue la pelea del año. Es duro, me lastimé las manos después del séptimo round y ya no pude pegar. No sabía qué hacer para noquearlo".

"Tenemos muchas opciones para el presente de Lucas. Antes de esta pelea dije que sólo los grandes nombres serán tomados en cuenta para sus próximos compromisos; Pacquiao y Mayweather lo son. Grandes nombres y excluyentes. A eso apuntamos, y esto, por ahí , significa subir a peso welter", dijo Oscar de la Hoya, presidente de la empresa Golden Boy y promotor del argentino.

Sobre los comentarios de Francisco Valcárcel, presidente de la Organización Mundial de Boxeo, que auguró un posible desafío entre el argentino y el norteamericano Terence Crawford, flamante campeón de esa entidad, De la Hoya opinó distinto: "Insisto en que estamos en otro nivel. Buscamos lo máximo".