El boxeo es un éxito en la pantalla grande
Miles de personas llenaron las salas de cine el fin de semana pasado en Estados Unidos para ver a Mark Wahlberg representando a Micky Ward en la película "The Fighter" (El Boxeador). El filme sobre un boxeador de una zona ruda de Boston generó más de 12 millones de dólares en la taquilla en su primer fin de semana completo, fue nominado a varios premios y está entre los favoritos para el Oscar. Wahlberg y su coprotagonista Christian Bale incluso aparecieron en la portada de la revista Sports Illustrated, que catalogó la película como un clásico instantáneo. El deporte del boxeo desearía contar con la misma popularidad. Mientras el boxeo sigue siendo una fuente de gran material para películas, el deporte sigue sufriendo. Muchas peleas tuvieron asientos vacíos en 2010, y el combate que todos quieren ver —Manny Pacquiao contra Floyd Mayweather Jr.— todavía no se produce. Todo esto produce una aparente contradicción: el boxeo nunca había sido tan popular en la pantalla grande, y quizás nunca menos popular en la vida real. "Suceden un par de cosas: tienes las artes marciales mixtas y no hay un gran campeón del peso completo. Se necesitan grandes boxeadores para que la gente vuelva a seguir el deporte", dijo Wahlberg, quien primero conoció a Ward hace unas dos décadas y que ha pasado mucho tiempo con él en el gimnasio West End Gym en Lowell, Massachusetts. "Todos los boxeadores que he conocido tienen una historia que merece ser contado en la pantalla grande, o en un libro y en televisión", señaló Wahlberg. "Se necesita a alguien muy especial para elegir el boxeo como una carrera, y usualmente es el deporte el que los elige a ellos, ya que no tienen muchas alternativas". Quizás por eso el boxeo ha sido una fórmula de éxito en el cine. La legendaria película "Raging Bull" de Martin Scorsese, por la que Robert De Niro ganó el Oscar a mejor actor en 1981, es considerada una obra maestra. "Cinderalla Man" fue nominada a tres Oscar en 2006, dos años después que "Million Dollar Baby" ganó el premio a mejor película, mejor director (Clint Eastwood), mejor actriz (Hilary Swank) y mejor actor de reparto (Morgan Freeman). Y, por supuesto, está la película que lo comenzó todo, el "Rocky" original, que ganó dos Oscar en 1976 y tuvo varias secuelas. La representación de Sylvester Stallone de un peleador ficticio de Filadelfia incluso le valió la exaltación al Salón de la Fama del Boxeo Internacional este año. "Las dos cosas que volvieron a colocar al boxeo en los reflectores fueron el gran éxito del equipo olímpico de 1976 y cuando Sylvester Stallone nos dio a nuestro campeón del peso completo, Rocky Balboa", señaló el entrenador Emanuel Steward. "Stallone le dio tanto al boxeo como cualquier promotor o cadena de televisión en la historia del boxeo". Ahora, los exhorbitantes precios de las taquillas en medio de un difícil clima económico, las riñas entre promotores, la proliferación de organismo rectores, y pocas estrellas han afectado la popularidad del boxeo, especialmente en Estados Unidos. Cuando Pacquiao chocó el mes pasado con Antonio Margarito en el Cowboys Stadium, las 41.734 personas que pagaron para entrar fueron menos de lo que esperaban los promotores y el dueño del estadio, Jerry Jones. Bob Arum, un promotor de peleas durante más de cuatro décadas, pensaba que unas 30.000 personas irían a ver al puertorriqueño Miguel Cotto contra Yuri Foreman en junio. En cambio, la primera pelea en el nuevo Yankee Stadium apenas atrajo a 20.000. Peor aún, sólo 5.502 fanáticos vieron al argentino Sergio Martínez propinar uno de los mejores nocauts de los últimos años a Paul Williams en Atlantic City.