Medias Rojas con un sólo objetivo: repetir la Serie Mundial
BOSTON. Muchas de las barbas desaparecieron por completo o fueron rasuradas. Pareciera que fue ayer cuando los barbudos jugadores de los Medias Rojas de Boston celebraban el 30 de octubre su tercer campeonato de las últimas 10 temporadas, el primero que conquistaban en el Fenway Park desde 1918. El respiro ha sido de tres meses. Basta de los lindos recuerdos. Hay que pensar ahora en el deber de repetir como campeones, algo que no ocurre en las Grandes Ligas desde que los Yanquis de Nueva York se adjudicaron tres títulos seguidos entre 1998-2000. Previo a ello, habría que remontarse a 1992-93 cuando Toronto, otro equipo del Este de la Liga Americana, lo consiguió. "Hay que olvidarse del sexto juego de la Serie Mundial. El año pasado queda en los libros de historia", declaró el mánager John Farrell. Eso es cierto, pero vale abrir un paréntesis para subrayar lo sensacional que fue 2013. Boston logró una marca de 97-65, sin nunca caer en una mala racha que superara las tres derrotas seguidas, hasta vencer a San Luis en el Clásico de Otoño con David Ortiz como un huracán incontenible con el bate. Fue la culminación de un giro de 180 grados con el equipo que encajó 93 derrotas el año previo. Ese fue el único bajo la dirección de Bobby Valentine, quien fue despedido y reemplazado por Farrell. Con una estrategia de múltiples contrataciones, ninguna de luminarias y con plazos de tres años como máximo, el gerente Ben Cherington gestó un remozamiento profundo de la nómina. Así fue que llegaron Shane Victorino, Mike Napoli, Jonny Gomes y Koji Uehara, entre otros, para complementarse con los veteranos Ortiz, Dustin Pedroia y Jon Lester. El ambiente tóxico que reinó durante el breve ciclo con Valentine desapareció con Farrell. La mayoría de esos actores siguen en Boston, pero también dejaron partir a tres de sus titulares. La principal deserción fue la del jardinero central Jacoby Ellsbury, quien firmó con sus rivales Yanquis por siete años y 153 millones de dólares. El receptor Jarrod Saltalamacchia está en Miami, mientras que el torpedero Stephen Drew es uno damnificado de la agencia libre al no encontrar un nuevo equipo debido a que el que decida contratarle debe ceder a los Medias Rojas una selección en el draft.