Ulloa pide 'no dividirnos' tras las elecciones: 'Nos peleamos y después ellos comen en el mismo plato'
Ciudad de Panamá/En la recta final para las elecciones del próximo 5 de mayo, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, recordó que los comicios generales son un paso importante que exige el compromiso de todos para que se desarrollen en un clima de paz, evitando confrontaciones que rompan amistades o lazos familiares.
Para el prelado de la Iglesia Católica, "no vale la pena dividir relaciones tan importantes entre amigos y familiares por ningún candidato", por lo que instó a los electores a ser agentes pacificadores de la vida política; "frente a intentos, de hacernos entre nosotros enemigos irreconciliables, tratando de alimentar la violencia y confrontación política".
Nos peleamos nosotros y después ellos comen en el mismo plato… las elecciones no pueden dejar un país irreconciliable,
Así dijo Monseñor, que de lo que, si se debe estar vigilantes, es de que las autoridades denoten transparencia y garantía por el respeto a la voluntad democrática expresada en las urnas.
Hizo hincapié en que esta postura debe ser adoptada por cada candidato, para que también respeten el resultado sin perjuicio de lo que puedan usar (mecanismos y procedimientos legales para cambiarlo).
Asimismo, remarcó que los votantes deben estar atentos frente "aquellos candidatos que invierten más tiempo en desacreditar a sus contendientes que en explicar concretamente como van a resolver los graves problemas del país".
Por último, exhortó a defender la débil, pero existente democracia del país, ante el fatalismo imperante de que no es posible derrotar el clientelismo, él juega vivo, la corrupción y todo aquello que atenta con el fortalecimiento de nuestra institucionalidad.
“Hemos señalado la importancia de acudir a las urnas y ejercer un voto consciente y responsable, pensando en el bien común, pero con mayor énfasis de aquellos más necesitados”, puntualizó.
Las declaraciones de Ulloa se dieron durante la homilía dedicada a la fiesta de la Divina Misericordia celebrada por la Iglesia Católica en el segundo domingo de Pascua. Esto, en honor al culto divino y la institución del sacramento de la reconciliación. Además, la fiesta instaurada por el papa Juan Pablo II, busca hacer llegar a todos los ciudadanos el mensaje de que Dios es misericordioso y ama a todos.