La India Dormida: 3 kilómetros de selva, cascadas y aire puro
¿Cómo llegar?, ¿Cuánto cuesta?, ¿Cómo es el recorrido?, ¿Qué te espera en la cima?, aquí te cuento cómo fue mi experiencia.
A menudo soñamos con conocer otros países, atraídos por inmaculados paisajes, pero en ocasiones no miramos lo que tenemos aquí mismo. A nuestro alcance hay cientos de destinos excitantes que vale la pena descubrir. Para aportar al turismo interno y apoyar a esos panameños que intentan ocuparse en medio de la crisis económica, esta vez decidí visitar La India Dormida, en el Valle de Antón.
Con menos de 50 kilos de peso corporal lo pensé mucho, no me preocupaban los 3 kilómetros de recorrido pues soy una mujer que hace ejercicio con bastante regularidad, pero aquellos 950 metros sobre el nivel del mar si me intimidaban, pues nunca había subido tan alto, no sabía si podría sentir alguna molestia.
Después de una noche de insomnio, me llené de valor y empecé el trayecto. A las 6:35 a.m. crucé el Puente Centenario para llegar lo más temprano posible a El Valle de Antón, a fin de evitar las horas de sol fuerte.
A las 9:16 a.m. ya había llegado, me recibió un clima agradable, como es típico en esa zona.
Quince minutos después empezamos el recorrido del Sendero de la India Dormida, acompañada de Gricelda Rodríguez una guía turística del lugar, para mí es mejor hacer la ruta con un experto por seguridad y comodidad, en eso invertí solamente $10.00. Para entrar al sitio hay que pagar otros $2.00 por nacional, los turistas pagan $3.00.
Los consejos principales que nos dan los guías turísticos es llevar algo de comer salado y algo dulce, más 2 litros de agua, que hay que ir tomando poco a poco a lo largo del trayecto. Yo llevaba un racimo de uvas negras sin semillas y una bolsita de rosquitas.
En el camino nunca sufrí de calor, a pesar de que no llevaba la ropa ideal para hacer "trekking" porque el clima en El Valle es perfecto. Los rayos de sol nos llegaban envueltos en una agradable brisa fría.
Se recomienda ir con zapatos para escalar o zapatillas pero nunca "chancletas" o calzado de plástico porque el terreno tiene una parte empinada llena de pequeñas piedras que son muy resbaladizas.
Otro consejo al pasar por las zonas que dan hacia el vacío es inclinar el cuerpo un poco hacia el lado de la montaña para hacer un buen contrapeso.
Subimos lento, para apreciar cada pedacito de selva, cascadas y cuevas, aunque vimos muy pocos animalitos.
Esta cueva por ejemplo, ahora es el hogar de murciélagos pero antes los residentes ancestrales la usaban para pasar la noche.
Llegar a la cima provoca una sensación indescriptible, una combinación de emoción, asombro, adrenalina y algo de miedo, porque allá arriba el viento sopla con mucha fuerza, tanto que pudiera tumbarte si no estás bien parado.
Hay tres maneras de llegar hasta la cúspide, nosotros elegimos el área de lo que sería el rostro de la India, en la imagen se puede ver parte del cuello desde una perspectiva más cercana.
La Caminata puede ser de unas tres horas ida y vuelta, pero yo sentí que nos demoramos más en llegar y que al regresar fue mucho más rápido, conté unos 45 minutos. Le decía a mis acompañantes, "no sienten que la montaña como que los empuja", porque íbamos a velocidad, casi teníamos que bajar frenando.
En general fue una experiencia maravillosa y a bajo costo, en un lugar muy cerca de la ciudad capital, una parada donde puedes elegir relajarte o bañarte en sus impresionantes cascadas de agua pura.
Leyenda de la Flor del Aire
No podía despedirme sin antes contarles ¿por qué la montaña se llama así?
Nos relató Gricelda que en los tiempos de la conquista había una muchacha llamada Flor del Aire, hija del Cacique Urracá y que también vivía un destacado guerrero de la tribu, que estaba enamorado de ella.
Cuando llegaron los conquistadores, Flor del Aire se enamoró de uno de los españoles, esto no fue del agrado de nadie.
El guerrero despechado se lanzó al vacío en una montaña frente a Flor Del Aire, esto le ocasionó un dolor terrible y el repudio de la tribu, por lo que la princesa decidió irse a llorar su pena, hasta que la muerte la alcanzó mientras miraba al cielo.
Desde entonces esa montaña tomó la forma de una silueta de una persona acostada, lo que ahora se conoce como la India Dormida.
Si te gustó el artículo y quieres más información sobre este destino coméntanos en Instagram a la cuenta @Rutinario16