¿Feminismo radical o misandría? El problema de caer en los extremos

Empezaré destacando que apoyo el feminismo, cómo no hacerlo si soy mujer y sé lo que muchas han sufrido a lo largo de la historia para obtener los derechos de todas y lo que muchas sufren todavía, pero resalto que hay que tener cuidado de convertirse en una misándrica.

Primero definamos el término feminismo: Según la Real Academia Española es un principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.

Como todos los extremos son malos, pienso que la defensa de los derechos de la mujer no es un tema de promover conductas, que incrementan el odio hacia el hombre (misandría) o el desprecio por todo lo que tiene que ver con ellos, porque no es una guerra de sexos o lucha de poderes, es que la mujer tenga un trato igualitario.

Si caemos en ese radicalismo, entonces estaríamos haciendo lo que tanto criticamos.

Científicos a lo largo de la historia han reconocido las cualidades intelectuales de las mujeres, las diferencias que tienen con los hombres, pero estos también tienen sus cualidades, ninguno es mejor que el otro, cada quien es bueno a su manera.

Diferencias salariales

Respecto al ámbito profesional de mujeres versus hombres, un documental de Netflix, hablaba de las razones por las que en la actualidad las mujeres estudiadas seguían generando menos ingresos que los hombres.

Me pareció muy interesante porque planteaban que la maternidad le restaba mucha competitividad profesional a la mujer, tiene menos tiempo que dedicar al trabajo porque se lo entrega a la familia y los hijos, a veces pospone estudios, mientras el hombre que no tiene que pasar por la maternidad sigue escalando en su carrera a pesar de ser padre.

Lo que me llamó la atención es que esas mujeres profesionales a las que hacen referencia en el documental, emplean gran parte de su tiempo en la maternidad porque la disfrutan.

Tal vez esa sea la razón por la que cada día más mujeres profesionales tardan en tener hijos, para poder seguir inyectándole 100% de energía a sus carreras.

Pero yo me pregunto si los hijos son del hombre y de la mujer por qué somos nosotras las que tenemos que retrasar la maternidad o renunciar a ella, esto cambiará cuando los hombres se involucren más en las tareas del hogar, para que entonces las relaciones familiares sean igualitarias.

Gracias a todos por leer mi columna de esta semana. Estaría muy agradecida de recibir sus aportes. El contenido de este jueves 28 de noviembre fue una sugerencia de un seguidor.

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