Argentina: el país golpeado que vuelve a soñar gracias al fútbol de Lionel Messi

Argentina campeón

Messi y Argentina alzan la Copa del Mundo / FIFA
Valentina Varesio - Periodista Digital
19 2022 - 03:00

Doha, Qatar/Elijo creer.

Esa fue la frase símbolo de esta trayectoria mundialista de Argentina. Pero la primera persona de singular se queda corta; no "elijo" creer, elegimos, eligieron - todos, no solo los argentinos.

Es que Lionel Messi pidió tras el primer partido, en el cual la albiceleste salió sorprendentemente derrotada, que la gente confiara en ese grupo, porque no iba a decepcionar.

La gente confío, y el mejor jugador del mundo cumplió su promesa: levantó la Copa para su país, después de 36 años de espera.

Las tres décadas que se pasaron entre un título mundial y el otro fueron duras para todos los argentinos: pobreza, corrupción, hambre, dólar a las alturas, desabastecimiento, crisis moral, narcotráfico… Incontables razones llevaron el país a una ruina socioeconómica que trajo, más que todo, desesperanza. El pueblo no veía cómo salir adelante.

Ahí es donde está la magia del fútbol. Desde el 10 de julio de 2021, cuando empezó el recorrido de la Scaloneta con el título de la Copa América, la fanaticada albiceleste sintió algo que hacía mucho tiempo no conocía: ilusión.

La canción que retumbó entre las multitudes durante el mes de la Copa lo dice con todas las letras "Ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial".

Por algunos días, sin embargo, la nueva luz celeste y blanca se apagó. En Panamá, los argentinos y fans de la selección nos hemos levantado a las 5 de la mañana para ver como Arabia Saudita daba fin a la secuencia de 37 partidos invictos del conjunto liderado por Messi en su estreno en Qatar. El 2 a 1 en contra dolió como una eliminación.

Desde ese martes, 22 de noviembre, todos los enfrentamientos para Argentina fueron una final. Y, pese el duro golpe del primer juego, la fanaticada creyó en la unión de ese grupo de futbolistas que, decía, lo dejaría todo en la cancha.

Vinieron México, Polonia y Australia. A cada victoria más y más personas se juntaban para festejar. Fiestas, que no eran solo de Buenos Aires, Rosario, Córdoba o Qatar, sino también de Bangladesh, Barcelona, París, hasta Brasil.

El mundo entero se unió a la euforia albiceleste en un fenómeno que tiene nombre y apellido: Lionel Andrés Messi.

Era la última oportunidad de que el mayor jugador de esta generación levantara el trofeo más deseado. El mundo sabía que se lo merecía, y, por eso, sin importar su nacionalidad, lo acompañó a cada "pasito más", como él mismo lo expresó.

El chance casi se le escapó de las manos en las últimas rondas del torneo. Primero en los cuartos de final con Países Bajos, que empataron el partido en el último segundo. Luego, con Francia, en ese frenético partido de la gran final.

Parecía un partido fácil para Argentina en el estadio Lusail.

Todavía en el primer tiempo, Messi anotó un gol de penal y comenzó la jugada del golazo de Ángel Di María. Las lágrimas del "Fideo" tras anotar lo decían todo: la victoria estaba muy cerca.

Esa fue la sensación hasta los 35 minutos del segundo tiempo, porque Argentina dominaba el partido.

Pero la trama se hizo dramática cuando Kylian Mbappé anotó un penal y, dos minutos después, marcó el segundo de Francia en el ángulo izquierdo del portero Emiliano "Dibu" Martínez.

Con el marcador en 2 a 2, el juego siguió a la prórroga.

En los 30 minutos del tiempo extra, Messi hizo uno más para los sudamericanos. Otra vez, cuando parecía que todo estaba resuelto, Mbappé hizo su tercero, un penal más.

Pero, finalmente, después de dos finales de Copa América perdidas (y lloradas) por Argentina en los penales, la suerte del fútbol fue en su favor.

El Dibu atajó el disparo del francés Kingsley Coman y, enseguida, Aurelien Tchouameni falló el suyo.

Con el gol de Gonzalo Montiel, Argentina se consagró tricampeona mundial. Y, a sus 35 años, Messi sale como un ídolo, que en su país equivale a Dios.

Como siempre, millones de argentinos tomaron las calles en todas las ciudades.

Pero la locura fue internacional. El triunfo albiceleste se sintió en Bangladesh, en Panamá, en Barcelona y en Arabia también, gracias a Messi.

Y los elogios para el 10 vinieron de todos lados. Hasta las estrellas le enviaron mensajes por redes sociales:

Pero la mayor celebración fue de los jugadores y sus familias. En la cancha, los familiares se unieron entre lágrimas al festejo.

En el vestuario, los futbolistas liberaron toda su euforia entre música, bebidas y acrobacias.

Fue el final perfecto para una generación argentina que llegó a 6 finales, pero perdió 4. Finalmente, Ángel Di Maria, Sergio Agüero, Nicolás Otamendi y, claro, Lionel Messi tuvieron su redención.

Junto con ellos, todos sus fans, argentinos o no, que los bancaron en las buenas y en las malas, hasta lograr el sueño: ser nuevamente campeón mundial.

Argentina conquistó el tercer título de Copa del Mundo de su historia / Ronald Wittek

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