Cómo tratar la sarna en los niños.
Debes estar alerta a los síntomas de tus niños por si presenta sarna.
En Buenos Días nos visitó una especialista en tema de pediatría, esta vez se habló sobre la sarna en los niños y cómo debe ser tratada a tiempo para que no afecte la piel delicada del infante.
Lo primero es conocer qué es la sarna: La sarna es una infestación cutánea habitual que cursa con pequeñas protuberancias y ampollas asociadas a picor ocasionadas por unos ácaros diminutos denominados Sarcoptes scabiei. Los ácaros excavan túneles en la capa superior de la piel del ser humano y depositan en ellos sus huevos.
Las macas de sus túneles pueden tener el aspecto de líneas cortas, onduladas, rojizas u oscuras sobre la superficie de la piel, y aparecen sobre todo alrededor de las muñecas y entre los dedos. Un niño que ha contraído la sarna también puede desarrollar una erupción roja y que sobresale de forma desigual sobre la superficie de la piel.
Lo segundo es saber cómo se contagia: La sarna es contagiosa y se suele trasmitir a través del contacto prolongado piel con piel. La infestación se propaga más fácilmente en condiciones de abarrotamiento y en situaciones donde se produce mucho contacto entre personas, como la propia casa, las guarderías y centros escolares, las residencias universitarias y las residencias de ancianos. Por lo tanto, si hay alguien en la clase de su hijo o en su grupo de preescolar afectado por la sarna, es conveniente tratar también a su hijo contra la infestación incluso antes de que desarrolle síntomas.
Los ácaros pueden vivir aproximadamente de dos a tres días en las prendas de vestir, la ropa de cama, los manteles, las toallas o el polvo, lo que también permite contraer la sarna al compartir este tipo ropa con personas infectadas.
Los síntomas pueden tardar en aparecer de cuatro a seis semanas en una persona que nunca ha tenido la sarna. Pero, a las personas que ya han padecido la infestación, los síntomas les pueden aparecer al cabo de pocos días.
Lo tercero es todo lo relacionado a los síntomas y los signos que puede presentar su pequeño si llegase a contagiarse de sarna: El síntoma más frecuente de la sarna es un intenso picor, que puede empeorar por la noche o después de un baño caliente.
Una infestación por sarna empieza como una serie de pequeñas protuberancias, ampollas o granitos llenos de pus, asociados a picor y que se rompen al rascarlos. La parte de la piel que pica se puede engrosar y/o llenarse de escamas, costras o de rasguños entrecruzados. El picor se debe a una reacción de hipersensibilidad a los ácaros y/o a sus heces y huevos.
Las partes del cuerpo más frecuentemente afectadas por la sarna son las manos y los pies (sobre todo los pliegues de piel que hay entre los dedos de manos y pies), la parte interna de la muñeca y los pliegues de piel que se forman debajo de los brazos. La sarna también puede aparecer en otras partes del cuerpo, como los codos y las áreas que hay alrededor del pecho, los genitales, el ombligo y las nalgas.
Es importante mencionar que si usted observa estos síntomas en su niño debe consultar inmediatamente al pediatra o un médico para que traten de inmediato al infante.
Si el médico sospecha que puede tratarse de sarna, lo más probable es que raspe una parte reducida de la piel afectada y examine la muestra extraída con un microscopio para detectar posibles signos de ácaros de sarna.
Los médicos tratan la sarna recetando cremas o lociones de uso médico para matar ácaros. La crema debe aplicarse sobre la piel de todo el cuerpo, no solo sobre la parte afectada por la erupción y, por lo general, debe permanecer sobre la piel de ocho a 12 horas antes de lavarla. Después de aplicarle la crema a su hijo, no se lave las manos; ¡a los ácaros de la sarna les encantan los pliegues de piel que hay entre los dedos de las manos! Si le aplica la crema a su hijo antes de que se vaya a dormir, no se lave las manos hasta la mañana siguiente.
Lo más frecuente es que el tratamiento se deba repetir al cabo de una semana.
Usted como padre de familia debe estar pendiente en las guarderías, ecuela y centro de atención al menor. El aseo es esencial y mantener los utensilios de aseo personal de manera exclusiva para cada niño, evitar compartir toallas, pañales, pañitos húmedos, ropa... ya que sería más fácil su contagio.