La Merced: guardián de nuestra historia

Mea culpa. Tantas veces desde mi infancia acudí a la Iglesia La Merced en San Felipe, pero me parecía vieja (lo es) y nunca había apreciado la majestuosidad de su inspiración barroca, sin saber para rematar que en sus entrañas guarda tanta historia no sólo del catolicismo istmeño.

Remodelada hace pocos años, posee un museo que custodia documentos como el acta de nacimiento de Tomás Herrera, el acta matrimonial de Manuel A. Guerrero y del poeta Ricardo Miro. Cuenta además con una réplica de nuestra primera constitución, así como la de la escritura de la consagración de la Catedral, ubicada cuadras abajo.

Un día de cobertura nos topamos con un señor canoso de hablar enredado, sin saber que se trataba del gran músico de Barcelona Josep María Mas I Bonet, quien había cruzado el charco para tocar un instrumento que menos sabía que existía en tierras panameñas.

Allí, en una parte preponderante, estaba el enorme órgano clásico de tracción mecánica único en el país. Tiene teclas y pedal, que según el músico barcelonés evoca los clásicos de la música eclesiástica ibérica.

Despertó entonces mi curiosidad periodística: comentó que su principal función no es sólo ejecutar música antigua del siglo 16 y 18, sino que hoy día se usa para las misas, conciertos y eventos de este templo.

"Hace un año fue traído a Panamá", dijo Mas I Bonet, "luego de ser sometido a una restauración en España con piezas nuevas y otras antiguas originales que datan del siglo 18".

Mas I Bonet estaba sorprendido, pues la Iglesia La Merced es guardián de nuestra historia religiosa y nacional, ya que conserva su fachada original tras el ataque del pirata Morgan cerca de 1671.

Así termina esta breve crónica, reconociendo que como muchos panameños desconozco los recovecos de nuestra historia patria no contada en libros y así mismo celebrar que La Merced es ahora también es custodio de este órgano que ejecuta música sacra y que en sus acordes resuena además nuestra nacionalidad.