Entre el corazón y la razón: la encrucijada de un país
Vuelve y traba, aquí estoy una vez más gastando mis neuronas en tratar de elegir una opción que pueda enrumbar Panamá.
Y lo que me saca de onda es que desde que tengo edad para votar, siempre pienso cual es la opción que pueda llenar todas las expectativas, aunque con los años entendí que Superman o Superwoman son sólo personajes de ficción y que somos los ciudadanos los únicos capaces de hacer los cambios.-
Pero lo indudable es que en los últimos años estamos como bien lo planteaba años atrás Mario Vargas Llosa “debemos elegir entre el SIDA y el cáncer?.-
Bueno ya para que llorar, por lo que no es, fue, ni será. Ahora estamos con siete propuestas, que tienen a muchos confundidos, entre el continuismo, la novedad y los malos conocidos.-
Lo que si no cambia es la forma en que muchos (la mayoría de los políticos) intentan enamorar y persuadir al electorado. Se la pasan hablando mal de su contrario, repartiendo camisetas, vasos y bolsas de comida. O sea invierten varios miles de dólares a cambio de un voto que los perpetúe o los lleve al poder.-
Algo que los panameños no podemos negar es que nos encanta hablar de política, es algo que está en el ADN criollo y que es tan común como el arroz con pollo. Pero aunque la opinión pública, diga al parecer, lo contrario siguen los candidatos a todos los puestos de elección, repartiendo besos, abrazos, vasos cerveceros, camisetas y prometiendo de todo.-
¿Dónde estará la diferencia? No sólo el hecho de tener opciones “independientes”, sino el grado en que conozcamos y analicemos las propuestas, sin dejar que la maraña de entrega de souveniers nos enreden. Amen que si se pregunta o se realiza un sondeo casi nadie conoce o leído ninguna de las propuestas y lo que es peor aún hay candidatos que admitieron que no tenían una hoja de ruta precisa de llegar a la Presidencia.-
El voto informado y educado, es casi un sueño. Mientras oligarcas bajen de su pedestal sólo para lograr votos y los pobres que lograron escalar políticamente y que su avaricia no los deje gobernar por el bien común, este país no saldrá de donde estamos.-
Vergüenza nacional debe darnos que Panamá, un país con tanto potencial sea uno de los que peor distribución de sus riquezas, por ello me pregunto ¿a dónde iremos a parar? ¿quién se quedará con nuestras riquezas? Y lo peor es que muchos jóvenes se ven inertes ante lo que sucede a nuestro alrededor y nadie los estimula a ser críticos y reactivos.-
Pobre de mi querido Panamá, ¿qué destino le espera a mi sobrinito Dereck Emanuel?, yo procuraré seguir trabajando como todos los días, no me queda de otra, trataré como siempre inculcarles que la educación es la única forma de movilidad social, aunque a veces ni eso sirve.-
Debemos dejar de pensar o actuar según el pan y circo que nos brindan los políticos y rogar porque el país se enrumbe.-
Por un momento dejaré el pesimismo y recordaré que nuevamente tenemos la oportunidad en nuestras manos, espero que los panameños no la dejemos escapar como agua entre los dedos, y escojamos una opción por razón y no por el corazón.-