¡Estoy harta!
Desde que llegué a España supe que este no era mi sitio...
A quién lo reciba…
¡Estoy harta, sí, estoy harta!
Desde que llegué a España supe que este no era mi sitio, que poco importan los regaños y las enseñanzas, si no me puedo quitar de la cabeza a mi madre, a mi padre, a mis hermanas y sobre todo a Miguel.
Pero ya lo decidí, me voy, aún no sé cómo, pero ya puedo oír el cantar de los ríos de Santa Marta, el calor y la mirada de las personas que tanto extraño.
La madre superiora me dijo que iría a un claustro en Francia a recibirme como monja, pero creo que es la oportunidad perfecta para escaquearme* y marcharme con Reme.
¿Os imagináis como me las arreglaré para conseguirlo? La verdad es que tengo mucho miedo de lo que pueda pasar, pero las ganas de regresar con los míos es más grande.
¿Cómo estará Miguel? ¿Me extrañará como yo a él? ¡Estoy contando las horas para verle!
Les escribo pronto.
Victoria, hija de Tomás y Lorenza.
España, 1843
*escaquearse = escapar