Viceministro pide a los ngäbes que 'reglamenten' el uso del cepo

El viceministro de Asuntos Indígenas, Feliciano Jiménez, instó este martes 28 de marzo a discutir una reglamentación del uso del cepo, el método de castigo en la comarca Ngäbe Buglé que llamó la atención este fin de semana, tras ser aplicado a dos autoridades comarcales.

“Es importante establecer las reglas del juego. Si se da, qué actos llevan a la aplicación de esta pena”, sostuvo Jiménez en Noticias AM.

El cepo consiste en someter la parte de un cuerpo a la presión que generan dos postes de madera, uno contra otro. Por lo regular, dijo Jiménez, el castigo es de dos o tres horas.

“No se ha reglamentado ni se sabe qué conductas hacen merecedor de ese castigo. Si la población lo desea, puede ir a un pleibiscito para definir qué le espera a quienes cometan tales actos y sean sometidos al cepo”, sostuvo.

El presidente del congreso ngäbe Nemesio Cases, fue sometido la semana pasada a eso y luego fue encarcelado en una celda del Municipio de Nole Duima, al sur de la comarca.

Jiménez dijo que intervino para la liberación de Cases, quien manifestó estarse atendiendo las heridas en un hospital, y prometió hablar este martes. En la comarca, reconoció el viceministro, no lo quieren.

Ahora bien: ¿qué llevó a los ngäbes a aplicar ese castigo?

Cases está acusado de haber vendido “los tesoros naturales” de la “madre tierra”, en un contrato con una empresa china que intervendría zonas comarcales. Aunque para el Panamá occidental eso no baste para castigar a una persona, entre los ngäbes ese es un crimen de grandes proporciones: está probada la conexión ideológica entre las culturas indígenas y la naturaleza. Las comarcas suelen ser consideradas por expertos como los mejores protectores de los bosques y la biodiversidad que éstos contienen.

Y en Nole Duima todavía más. A ese distrito, dijo Jiménez, pertenece la cordillera de Cerro Colorado, uno de los mayores depósitos de cobre del mundo, y que pretendía ser explotado con la polémica reforma al Código Minero que las protestas ngäbes detuvieron en 2011 y 2012.

“Todavía está vivo el sentimiento al rechazo al Código de Minas. La gente se sintió frustrada, traicionada, por la firma del contrato (de Cases)”, dijo Jiménez.