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Panamá/Una iniciativa que intenta unir los bosques de La Amistad y el Tapón del Darién, para fortalecer la conectividad ecológica y promover un equilibrio sostenible entre conservación y producción, es la línea principal del proyecto regional “Panamá Conectando Naturaleza”.
La iniciativa, que cubrirá 752,148 hectáreas distribuidas en cuatro provincias del país, abarca un territorio que se extiende desde La Amistad (ubicado entre Costa Rica y Panamá) hasta el Darién (en la frontera sur de Panamá con Colombia). Ambos forman parte de los “cinco grandes bosques”, considerados puntos críticos de biodiversidad en Mesoamérica.
El proyecto, lanzado hoy, por Mi Ambiente, cuenta con el respaldo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) y representa el mayor proyecto de su tipo implementado por el Ministerio de Ambiente, en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El impacto de este proyecto, de acuerdo con las autoridades, sería significativo en Colón, Coclé, Panamá Oeste y Panamá, donde habita aproximadamente el 44.8 % de la población en situación de pobreza multidimensional. Como parte de su implementación, se prevé mejorar la gestión de al menos 56,160 hectáreas de áreas protegidas, restaurar 1,800 hectáreas de ecosistemas degradados y optimizar la administración de cerca de 488,465 hectáreas de paisajes productivos. Además, se proyecta una reducción de 20,099,199 toneladas de dióxido de carbono equivalente, lo que contribuirá significativamente a la mitigación del cambio climático.
Con este proyecto, podemos implementar medidas concretas para la conservación de los ecosistemas y el uso responsable de los recursos naturales. Además, tiene un potencial importante al resguardar zonas estratégicas y articular iniciativas en sectores como el forestal, agroforestal y el turismo de naturaleza, lo que resulta clave para generar tanto beneficios ambientales como económicos”, señaló el ministro de Ambiente, Juan Carlos Navarro.
Se informó que el diseño del proyecto se basó en un proceso de escucha activa, que duró seis meses y permitió incorporar las perspectivas, preocupaciones y necesidades de las comunidades locales. Más de 380 personas participaron en talleres y consultas, asegurando la inclusión de jóvenes, mujeres, pueblos indígenas y afrodescendientes.
"Esto es una prueba de la confianza de la comunidad internacional en la capacidad de Panamá para liderar acciones transformadoras en biodiversidad y sostenibilidad. También refleja la importancia de escuchar a las comunidades para diseñar soluciones inclusivas y efectivas", afirmó Lenni Montiel, representante residente del PNUD en Panamá.