Secta de El Terrón podría estar activa tras detectarse nuevo caso en la comarca Ngäbe Buglé
Secta religiosa
Ciudad de Panamá, Panamá/El reciente caso ocurrido en isla Peterson, Kusapín, comarca Ngäbe Buglé, en donde tres menores y dos mujeres fueron víctimas de quemaduras, golpes y otras serias lesiones como parte de un supuesto ritual, en preocupante, porque podría significar que aún pudiera haber células de la secta de El Terrón, que indicaría que la misma no ha sido erradicada por completo, advirtió la activista por los derechos humanos, Lucy Córdoba.
Córdoba recordó que otros casos que se dieron en años anteriores se han dado precisamente entre Kusapin y Kankintú, por lo que instó a las autoridades comarcales a ponerse en acción ante este tipo de hechos.
La activista agregó, que existe un problema, y es el “silencio cultural” por parte de los dirigentes comarcales que alegan de que estas prácticas son parte de su cultura y por ende no dan mayores explicaciones.
“Las autoridades comarcales son inactivas en estos temas, al momento de la noticia hacen pronunciamientos, pero luego, se olvidan de esta situación” añadió.
A parte de ello, las autoridades en Panamá no están haciendo nada para prevenir el delito de la tortura.
“Panamá ha firmado convenios internacionales, como ejemplo, para la prevención y sanción de la tortura, convención de los derechos del niño, la Ley 285 de enero de 2022, sin embargo, esto no se está cumpliendo”, dijo Córdoba.
Fue precisamente la activista, quien denunció en redes sociales los hechos que se estaban dando en esta comunidad.
Indicó que el estado de los niños es estable y una de las mujeres fue trasladada hacia el hospital de Changuinola por la gravedad de sus heridas.
Además, de acuerdo con investigaciones que lleva adelante la activista, se presume que los niños, les fueron quemados los ojos con un tipo de vegetal con el que eran castigados.
Resumió que por otros miembros de la comunidad se pudo conocer que el supuesto líder de la secta, al momento de entrar en un “trance”, comenzaba a golpear a las personas con el objetivo de sacarle “un espíritu”.
Este hecho es de cuidado, considera, porque al parecer no es la primera vez que se venía dando y el silencio de la comunidad y de familiares es de preocupación.