Dormir ocho horas es cuidar de la salud
Dormir es necesario para recuperar energías. Eso es lo que nos dicen desde pequeños para que le demos importancia a las horas de descanso.
Sin embargo, con el paso de los años, las nuevas responsabilidades y el ajetreo de la vida, el sueño pasa a segundo plano.
Medicina de Sueño Panamá presentó recientemente en el hotel Sortis una charla denominada Los trastornos del sueño y sus efectos sobre la salud, donde el Dr. Reyes Haro Valencia, neurofisiólogo y somnólogo, explicó lo perjudicial que puede llegar a ser la pérdida del sueño.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un buen descanso implica ocho horas de sueño ininterrumpidos. Sin embargo, una persona común en promedio completa tan solo cinco.
Las falencias del sueño a la larga pueden producir trastornos en nuestro organismo que van desde malestar muscular general, menor capacidad de atención y retención, hasta incremento del riesgo a hipertensión arterial, mayor propensión a infecciones, diabetes y aumento de probabilidades de infarto al miocardio.
Haro Valencia indicó que la somnolencia excesiva diurna es la segunda causa de accidentes automovilísticos y laborales, después del alcoholismo, y generalmente la padecen las personas roncadoras. "Roncar no es sinónimo de dormir bien, es un síntoma de una alteración respiratoria durante el sueño, que se conoce como apnea del sueño".
La apnea del sueño, detalló el especialista mexicano, cambia la personalidad del individuo. “Se vuelve irritable, lo que usualmente genera serios problemas de pareja, laborales y escolares”.
Pero dormir ocho horas no es suficiente. Un buen descanso implica soñar. “Si no sueña, hay un problema”, aseguró Haro Valencia. “Si no recuerda haber soñado algo, es indicador de que no alcanzó el descanso apropiado”.
Finalmente, Haro Valencia insistió en que dormir adecuadamente está estrechamente relacionado con la salud. “El sueño es necesario para conservar energía, mantener la salud cardiovascular y mental, así como para el desarrollo del sistema nervioso”.
Con datos de Icard Reyes.