Cigarrillos Electrónicos cada vez más populares
El Henley Vaporium está ubicado en una zona bohemia de Manhattan y como todo lugar de encuentro para los jóvenes, ofrece amplios sillones, paredes de ladrillos rojizos y servicio amable. Pero nada de licor.
En lugar de ello, lo que se vende ahí son los cigarrillos electrónicos, conocidos aquí como "e-cigarettes", junto con frascos de nicotina líquida que puede ser inhalada como un vapor que imita al humo del cigarrillo tradicional.
Al entrar se percibe un olor a pastel de banana, y se avizora a un grupo de clientes conversando y "vaporeando" en torno a una mesita, o caminando hacia el bar para pedirle algo al "vapólogo".
Los lugares como The Henley, ubicado en la zona bohemia de Soho, son inusuales incluso en Nueva York. Pero "vaporear" se ha vuelto asombrosamente popular. En apenas unos ocho años, la cantidad de entusiastas de esta práctica en el mundo ha aumentado de unos pocos miles a millones. La tendencia, al parecer inventada por un farmaceuta chino, tiene ahora sus propias páginas de YouTube, sus asociaciones profesionales, sus asesores políticos, foros online y encuentros periódicos.
Los entusiastas consideran la práctica más sana que lo que ellos llaman "el cigarrillo análogo", es decir, el cigarrillo tradicional con tabaco.
La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos piensa regular los cigarrillos electrónicos pero aún no ha emitido una normativa al respecto. Por ahora, la agencia estadounidense dice solamente en su sitio de internet que "los e-cigarettes no han sido aún estudiados con profundidad, así que los consumidores actualmente desconocen los riesgos reales", como por ejemplo cuánta nicotina u otras sustancias químicas son inhaladas, o si los nuevos cigarrillos "podrían llevar a la gente a usar ... los cigarrillos convencionales".
No se sabe aún si vaporear ayuda a los fumadores a dejar el vicio, o si lleva a los no-fumadores a adoptarlo. Es posible que vaporear sea más sano — y sobre ello hay opiniones encontradas — pero su costo es mucho más alto.
Will Hopkins, un joven de 21 años vestido con chaqueta negra de cuero, es un cliente regular de Henley. El joven, que se gana la vida paseando perros, antes fumaba una cajetilla de cigarrillos por día, hasta que lo dejó por los cigarrillos electrónicos.
Lo mismo le ocurrió a su amigo Will Gallagher, de 20 años, quien vaporea desde hace dos años y está contento con su sujetador cilíndrico de metal, decorado con el icono de un tigre y con caracteres chinos.
"Creo que ambos probablemente gastamos un poco más de mil dólares" para comprar los artefactos para los nuevos cigarrillos, dijo Gallagher, fotógrafo de profesión. "Me gusta la exclusividad asociada con vaporear, me gusta cambiar lo que hago de cuando en cuando".
Los dos amigos se entretienen probando distintos sabores, o armando, desarmando, o ajustando los artefactos, que pueden llegar a costar 300 dólares.
Los e-cigarettes consisten usualmente de partes metálicas con nexos de vidrio o plástico, y vienen en una gran variedad de formas y tamaños. Por dentro se va calentando una solución de nicotina líquida, emanando un vapor que se inhala.