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Repostería y sacrificio: La increíble historia de superación de una madre panameña

En plena pandemia, se lanzó a la calle a vender dulces para sustentar a su familia. Una historia que relata hasta dónde llega el compromiso de una mujer por educar a sus hijos.

Orielis Figueroa ha logrado sacar a sus hijos adelante gracias al programa Red de Oportunidades del Ministerio de Desarrollo Social
Orieli Figueroa ha logrado sacar a sus hijos adelante gracias al programa Red de Oportunidades del Ministerio de Desarrollo Social / Mides

En el distrito de Arraiján, provincia de Panamá Oeste, Orieli Figueroa, una madre emprendedora y beneficiaria de la Red de Oportunidades del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), demuestra que el esfuerzo y la dedicación pueden superar cualquier obstáculo. Orieli no solo ha logrado emprender su propio negocio de repostería, sino que también ha guiado a sus hijos para que se destaquen como los mejores estudiantes de su colegio.

Durante los desfiles patrios de noviembre, tres de los cuatro hijos de Orieli marcharon con orgullo portando la bandera tricolor, un reflejo del esfuerzo de esta madre que ha hecho de la educación la prioridad en su hogar. En su humilde vivienda, un rincón con una mesa y un tablero colgado de una pared de zinc se ha convertido en el espacio donde sus hijos estudian, mientras ella prepara pasteles, galletas y otros postres para generar ingresos.

Orieli, de 27 años y residente en el corregimiento de Burunga, cree firmemente que la educación es la clave para salir de la pobreza. Sus hijos, motivados por su ejemplo, sueñan con ser médicos, científicos y chefs. Ella los alienta constantemente, asegurándoles que todo es posible si se esfuerzan en sus estudios.

Excelencia académica y sacrificios

El compromiso de Orieli con el aprendizaje de sus hijos está rindiendo frutos. Su hijo mayor, Javier Adrián Martínez, cursa el quinto grado con un promedio de 4.7, ocupando el tercer puesto de honor en su grado. Alejandro Escobar Figueroa, su segundo hijo, estudia en tercer grado con un promedio de 4.5, mientras que su hija Yorielis Aideth Escobar, de primer grado, tiene un promedio de 4.6 y también ocupa el tercer puesto en su clase.

Sus boletines, repletos de calificaciones sobresalientes, reflejan su desempeño en materias como matemáticas e inglés, donde obtienen promedios de 4.8 y 5.0. Los tres están matriculados en el Centro Básico General Bilingüe Lucas Bárcenas, y Orieli no podría estar más orgullosa.

Una madre emprendedora en tiempos difíciles

Durante la pandemia, cuando las restricciones de movilidad y la crisis económica afectaron a muchas familias, Orieli decidió emprender en el mundo de la repostería. Sin experiencia previa, comenzó a elaborar dulces de cajeta, perfeccionando sus técnicas a través de tutoriales en YouTube. Aunque sus primeros intentos no fueron los mejores, su perseverancia la llevó a establecer un negocio que ahora cuenta con una clientela leal.

Con la transferencia monetaria de la Red de Oportunidades, Orieli compró los insumos necesarios y comenzó a vender sus productos. Utilizando WhatsApp, enviaba menús a sus vecinos y conocidos, y también recorría las casas cercanas para ofrecer sus dulces. A pesar de la competencia, tenía una regla clara: no regresar a casa hasta vender todo.

Cuatro años después, su esfuerzo ha dado frutos. Ahora recibe pedidos regulares de pasteles para cumpleaños, galletas, arroz con leche y otros aperitivos. Este crecimiento le ha permitido generar ingresos estables para su familia.

Un ejemplo de superación y uso responsable de los recursos

Geraldine Camargo, coordinadora de los Programas de Transferencias Monetarias Condicionadas del MIDES en Arraiján, destaca la historia de Orieli como un ejemplo inspirador. Según Camargo, la Red de Oportunidades busca empoderar a madres en situaciones vulnerables para que utilicen las transferencias como una herramienta para emprendimientos sostenibles.

“El objetivo del programa es insertar a familias en situación de pobreza extrema en el desarrollo nacional, garantizando el acceso a la educación y la salud”, explicó Camargo.

La historia de Orieli no solo es un testimonio del poder del sacrificio y la determinación, sino también un recordatorio de cómo los programas sociales, cuando se utilizan de manera efectiva, pueden transformar vidas y construir un mejor futuro para las familias panameñas.

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