El drama tras las protestas por la hidroeléctrica Chan 2 en Bocas del Toro

A una hora del más cercano poblado, en el borde del embalse de la hidroeléctrica Chan 2, en Bocas del Toro, indígenas ngäbe buglé están molestos: no quieren el proyecto.

Mientras algunos los respaldan, otros dicen que sus protestas y cierres de calle están teniendo consecuencias graves. Los pequeños comerciantes son los que más sufren.

Lo mismo ha ocurrido con las ferias típicas de esta época en Bocas del Toro. Sin carretera abierta, las visitas son una utopía.

Estos cierres no son nuevos. Ocurrieron también con el desarrollo de la hidroeléctrica Chan 1, que entró en funcionamiento en 2012 y ha aportado, desde entonces, el 15% de la energía que se consume todos los años en el país.

Chan 1, según el Gobierno, representa al país un ahorro de $400 millones en la compra de combustible fósil para la producción de energía por búnker.

Los indígenas han reclamado a la empresa AES Panamá, que desarrolló la obra, indemnizaciones. El conflicto estaba archivado, hasta ahora.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos planteó que las demandas de los ngäbes ya habían sido resueltas por la compañía. Sin embargo, lejos de esa realidad, grupos indígenas que rodean poblados cerca de Chan 1 han salido a respaldar a los distantes, los de Chan 2.

Con información de Isaías Cedeño.