Problemas estructurales y falta de mantenimiento: el ciclo sin fin de las escuelas públicas
Año Escolar
Ciudad de Panamá/Edy Pinto, dirigente magisterial, abordó en Noticias AM la crítica realidad a la que se deben enfrentar las escuelas oficiales de todo el país al inicio del año lectivo.
Cada vez, se repite el mismo panorama en las escuelas de Panamá. Techos colapsados amenazan con desplomarse sobre la cabeza de los estudiantes, estructuras en pésimas condiciones, paredes desgastadas y sin pintar las cuales reflejan la negligencia de las autoridades, y una montaña de mobiliario dañado y en desuso se acumula en las esquinas de cada escuela.
Esa es la realidad que afecta a miles de estudiantes y docentes en todo el país. Quinquenio tras quinquenio, y como si de una broma se tratase, la ‘educación de calidad’ sigue siendo motivo de campaña política entre los diferentes candidatos que se disputan los puestos de elección popular.
Según Pinto, parte de esta acumulación de chatarra se debe a la falta de un adecuado proceso de descarte en el momento oportuno. La falta de gestión en este aspecto contribuye al deterioro progresivo de las instalaciones escolares, lo que pone en riesgo la seguridad y el bienestar de estudiantes y docentes.
En cuanto a la labor de los celadores que custodian las escuelas, Pinto explicó que, estos no utilizan armas de fuego y su función principal es brindar un sentido de seguridad y respeto hacia el patrimonio del estado. Curiosamente, mencionó que en muchas ocasiones son los perros callejeros los que alertan a los celadores sobre movimientos inusuales dentro del perímetro escolar, destacando así la importancia de la colaboración comunitaria en la protección de las escuelas.
Pinto también abordó el tema de la inaccesibilidad de los textos escolares, recordando que en el pasado los libros tenían un costo mucho más asequible, entre 5 y 7 dólares, y en muchos casos se heredaban de una generación a otra. Esta situación refleja un desafío adicional para las familias panameñas, que deben hacer frente a los crecientes costos de la educación de sus hijos, sobre todo los que se encuentran dentro del índice de extrema pobreza y en riesgo social.
Desde su punto de vista, entidades como la Acodeco (Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia), debe ser la autoridad garante de que los precios sean los indicados para que los padres de familias pueden hacer las compras y garantizar que todos los estudiantes puedan adquirir los textos escolares.
Afirmó que, aunque las escuelas cuentan con el fonde de FECE (Fondo de Equidad y Calidad de la Educación) que otorga el Ministerio de Educación (Meduca), los pasos para que los directores puedan acceder a este dinero para realizar trabajos en las escuelas son extremadamente burocráticos. Si embargo, destacó que también hace falta capacidad de gestión administrativa y la falta de empoderamiento de las comunidades educativas integradas por distintos actores.