Presupuesto estatal no vislumbra ajustes ni austeridad, según economista

Panamá es uno de los pocos países cuya economía todavía no se recupera por la pandemia, por lo que, a juicio del economista, Luis Morán, a través del presupuesto se deben crear capacidades para que las personas por cuenta propia y no por subsidios, puedan seguir adelante, se pueda mejorar el mercado laboral, los ingresos y se reduzca la dependencia.

Morán, al analizar el Presupuesto General del Estado para la vigencia fiscal 2023, destacó que no visualiza cambios, ajustes considerables, componentes de austeridad, tampoco se aplica un presupuesto de bienestar y un presupuesto en base a resultados.

Para el economista, se ha perdido la oportunidad de mejorar la forma y el proceso de cómo se solicita un presupuesto.

Actualmente en Panamá, se da el presupuesto y se asigna de acuerdo a la institución que más pide, cuando realmente no debería ir en este sentido, recalca.

Por otro lado, sostuvo Morán, el incremento de la deuda viene desde los últimos 15 años, sin embargo, los programas de los diversos aumentos de deuda que se han dado los dos últimos años después de la pandemia, no se han traducido en mejoras de la economía.

En cambio, otros países utilizaron la deuda en dos sentidos para poder obtener los recursos: En lo sanitario y lo económico, pensando obviamente en el objetivo de mitigar la pandemia, y en sentido de mejorar la actividad económica.

En Panamá, los últimos indicadores económicos trimestrales y el resultado del índice mensual de la actividad económica, reflejan que la economía empieza una especie de “aterrizaje”.

El Foro Económico Mundial viene haciendo señalamientos en el tema de reglas claras del país, en el que ocupa la posición 80 de 140 países, por lo que no hay reglas claras, en puntos como: Sistema Judicial eficiente, transparencia en el presupuesto y rendición de cuentas, elementos que son de suma importancia para que una economía mande señales correctas.

Morán manifestó que la deuda pública en sí y como esencia no es mala, siempre y cuando se destine de la mejor manera, y quizás fue uno de los instrumentos utilizados por los países para crear recursos en momentos en los que no estaban preparados, el problema está en qué lo destinaron.

“Muchos de los programas de deuda obtenidos de los préstamos de entidades internacionales, lastimosamente tienen un objetivo y estrategia no real”, advirtió el economista.