Presidente de Costa Rica llega a Chiriquí para tratar crisis migratoria con Varela
El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, aterrizó hoy en Panamá para reunirse mañana con su homólogo panameño, Juan Carlos Varela, y reforzar la cooperación bilateral de cara a la crisis migratoria que afecta a la región desde hace un año, informaron fuentes oficiales.
El mandatario fue recibido por el vicecanciller panameño, Luis Miguel Hincapié, en el aeropuerto Enrique Malek, en la ciudad occidental de David, en la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica.
Solís y Varela se reunirán el viernes en la localidad de Boquete, a unos 50 kilómetros de David, confirmó la Cancillería de Panamá en un comunicado, que no informó de actividades oficiales este jueves del mandatario costarricense.
Panamá y Costa Rica enfrentan desde hace meses la llegada masiva de migrantes procedentes principalmente de Cuba, Haití y África, que buscan llegar a Estados Unidos y que, sin embargo, se quedan varados en la región por el cierre de la frontera con Nicaragua desde noviembre de 2015.
El paso de migrantes irregulares por Centroamérica y por países como Brasil, Ecuador, Guyana y Colombia es un fenómeno que ha crecido especialmente en los últimos meses y que ha generado tensiones entre las naciones de la región.
Costa Rica y Panamá tuvieron que tomar la misma decisión que Nicaragua y cerrar sus fronteras para evitar el efecto embudo, aunque ahora están dejando pasar a los migrantes en "flujos controlados".
En lo que va de año, las autoridades panameñas han brindado atención humanitaria a más de 9.000 migrantes irregulares, que entraron al país a través de la intrincada selva del Darién, frontera natural con Colombia.
Costa Rica, por su parte, atendió a unos 8.000 cubanos entre noviembre de 2015 y abril de 2016, y al menos a 11.000 haitianos desde abril pasado.
Los mandatarios de ambos países tratarán también temas relacionados con la seguridad y firmarán además un acuerdo para mejorar el intercambio de alertas migratorias en los puestos fronterizos, que "permitirá identificar a viajeros en riesgo, limitar su desplazamiento y a prevenir la delincuencia", explicó la Cancillería.