'Los políticos se han olvidado de esta lucha', miembro de la Cruzada Civilista tras 37 años de creación

La Cruzada Civilista jugó un papel crucial en la presión internacional y local que condujo a la intervención de Estados Unidos en 1989 y la caída del régimen de Noriega. 

Cruzada Civilista
Cruzada Civilista / Foto/Archivo

Ciudad de Panamá/El 9 de junio de 1987 espontáneamente miembros de la Sociedad Civil, gremios de educadores, médicos, productores agropecuarios, abogados, ejecutivos y jóvenes universitarios, se reunieron en la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (Cciap), para pronunciarse sobre las declaraciones que había hecho el excoronel Roberto Díaz Herrera.

Camará de Comercio de 1987
Camará de Comercio de 1987 / Foto/Cortesía

Esto abrió el camino al surgimiento de la Cruzada Civilista. De allí se dieron una serie de protestas y manifestaciones masivas, lideradas principalmente por la sociedad civil y sectores de la clase media. Y es que, en sus declaraciones Herrera abordó la muerte del general Omar Torrijos Herrera, el asesinato del doctor Hugo Spadafora, la venta de visas, y lo acontecido en las elecciones de 1984, donde salió electo presidente, Nicolás Ardito Barleta.

Publcación de La Prensa 6 de junio 1987
Publcación de La Prensa 6 de junio 1987 / Foto/Vía @PaViejaEscuela

Para Aurelio Barría, líder de la Cruzada Civilista, lo importante de lo sucedido hace 37 años, es que tenemos un referente importante, donde la Sociedad Civil y los jóvenes, demostraron que es una responsabilidad ciudadana, el salir a exponer su posición, en casos como los de octubre y noviembre de 2023, en los que se hizo sentir en las calles del país una masiva oposición en contra de la concesión para la explotación de la minería metálica en el distrito de Donoso.

"Esto fue reflejo de que la Sociedad Civil se une sobre principios y demanda, que el gobierno escuche el sentimiento de las grandes mayorías. No solo la Cruzada Civilista planteó la necesidad de fortalecer la justicia y las libertades, pues se ha convertido en un referente, una manera de conocer la historia y la fuerza que el pasado da a las sociedades para avanzar al futuro", expresó el civilista.

Agregó que la fuerza que viene de las luchas por la democracia y la institucionalidad de otrora, se vio nuevamente reflejada en las elecciones generales del pasado 5 de mayo, donde se eligió a un número importante de diputados jóvenes e independientes y este accionar fue celebrado por los integrantes de la Cruzada Civilista que aún se mantienen con vida.

Publcación del 6 de junio de 1987
Publcación del 6 de junio de 1987 / Foto/Vía @PaViejaEscuela

Pese a que los tiempos han cambiado y quizás los jóvenes no sienten que la democracia les ha resuelto sus problemas, desde la óptica de Barría, ese es el mejor sistema que existe para el respeto de las libertades y derechos. Y por ello, el sentimiento y espíritu que forjaron los jóvenes de la Cruzada sigue presente, con las protestas cívicas, sin la generación de actos violentos.

Testimonio de sobreviviente del Viernes Negro de 1987

Manuel Cambra, miembro de la Cruzada Civilista y uno de los autores del libro Cuando la libertad se vistió de blanco…, manifestó con nostalgia que estos 37 años de democracia, surgidos tras aquel 9 de junio de 1987, "han dejado un sabor agridulce, porque hemos echado para atrás".

A consideración de Cambra, los políticos se han olvidado de la lucha fraguada por un movimiento de resistencia pacífica nacido en Panamá, cuyo objetivo principal fue el derrocar la dictadura militar del general fallecido, Manuel Antonio Noriega y restaurar la democracia en el país.

Cambra recordó que se unió a la cruzada en 1987, cuando fungió como presidente del Club Activo 20-30, puesto que los clubes cívicos del país, mediante la firma de un acuerdo, entraron a formar parte del movimiento en pro de la democracia, porque según relató, "el pueblo sabía que en el gobierno civil y el militar había un bar de corrupción".

Caricatura alusiva a la Cruzada Civilista
Caricatura alusiva a la Cruzada Civilista / Foto/Cortesía

Fue el 9 de julio de 1987, que el entonces presidente de la República, Eric Arturo Delvalle decidió suspender todo tipo de manifestación pública en Panamá.

Sin embargo, la Cruzada Civilista no atendió dicho llamado y preparó la Gran Marcha Blanca por la Democracia, el 10 de julio de ese mismo año, pero la movilización nunca se llevó a cabo, porque aparecieron en escena las unidades antimotines de las Fuerzas de Defensa.

Y es que, los conocidos “Doberman” se presentaron en vehículos blindados y reprimieron salvajemente a los manifestantes. Los disturbios fueron tan violentos que se propagaron a otros puntos de la capital panameña, como la Vía Argentina, Calle 50, Avenida Balboa, Bella Vista, Calidonia, Obarrio, Bethania y Marbella.

Lo que se sabe es que se se realizaron al menos 600 arrestos y más de mil heridos quedaron como saldo de los actos violentos. Incluso, Se ha documentado que los detenidos vivieron una pesadilla al ser puestos bajo custodia junto a presos comunes en la cárcel Modelo [posteriormente destruida].

La mayoría de los detenidos en esta marcha denunciaron tras su liberación, que habían sido sometidos a torturas físicas, mentales y morales.

Este acto, lejos de intimidar a los panameños avivó las protestas contra el régimen militar liderizado por el exgeneral Manuel Antonio Noriega, el cual culminó con la invasión de Estados Unidos a Panamá el 20 de diciembre de 1989 y la instauración de la democracia.

Respaldo al presidente electo José Raúl Mulino

Para Barría hay un factor de esperanza en el país en cuanto a que el camino decidido en las urnas, sea el apropiado, tras la elección del presidente, José Raúl Mulino. No obstante recalcó que el presidente electo, debe ser el mandatario de todos los panameños y no de un partido.

Destacó que Mulino fue en su momento un importante dirigente de la Cruzada Civilista, por lo que sienten que sus elementos están vigentes. Barría dijo sentirse satisfecho de las designaciones que hasta el momento ha hecho quien tomará el control del país a partir del 1 de julio.

Efectos destacados del movimiento civilista

  • Restauración de la democracia: La Cruzada Civilista jugó un papel crucial en la presión internacional y local que condujo a la intervención de Estados Unidos en 1989 y la caída del régimen de Noriega. Esto permitió la celebración de elecciones libres y justas en 1989, marcando el retorno de Panamá a la democracia.
  • Fortalecimiento de la sociedad civil La movilización de amplios sectores de la sociedad panameña durante la Cruzada Civilista contribuyó a un fortalecimiento de la sociedad civil y la conciencia política entre los ciudadanos. Esto se tradujo en una mayor participación en la vida política y una vigilancia más activa del gobierno por parte de la ciudadanía.
  • Reformas institucionales: Después de la caída de Noriega, se implementaron diversas reformas institucionales para prevenir el retorno de dictaduras militares. Se reforzaron las instituciones democráticas, se estableció una mayor separación de poderes y se promovió la transparencia y la rendición de cuentas en la administración pública.
  • Cultura política democrática: La experiencia de la Cruzada Civilista dejó una marca en la cultura política panameña, fomentando valores democráticos y un rechazo generalizado a las dictaduras y regímenes autoritarios. Esto ha influido en el comportamiento electoral y en la resistencia a movimientos que amenacen con socavar las libertades democráticas.
  • Memoria histórica y justicia: La Cruzada Civilista también impulsó un proceso de memoria histórica y justicia, donde se ha trabajado para reconocer y recordar los abusos y crímenes cometidos durante la dictadura de Noriega. Esto ha sido fundamental para la reconciliación y para evitar la repetición de estos episodios.
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