Cáritas no dejará de atender a migrantes a pesar de advertencia del presidente Varela
La Pastoral Social Cáritas de Panamá aseguró este viernes 7 de abril a Acan-Efe que por principios humanitarios seguirá atendiendo a los migrantes cubanos en la capital, aunque el presidente, Juan Carlos Varela, les haya puesto el plazo de un mes para cerrar su improvisado albergue.
El secretario ejecutivo de Cáritas, Víctor Berrío, dijo que el anuncio es contradictorio porque llega después de varias reuniones con las autoridades de Migración para encontrar un estatus legal a unos cientos de cubanos, de los cuales algunos salieron de la isla antes del fin de la política estadounidense de "pies secos/pies mojados".
El diácono sostuvo que la posición de Varela es "totalmente opuesta" a las que expresó en meses anteriores, cuando abogó por "tener un trato humanitario con los migrantes, ser solidarios", tal y como dijo en la Cumbre mesoamericana de Tuxtla en Costa Rica.
Varela indicó el jueves a periodistas que al albergue de Caritas en ciudad de Panamá "se le ha dado 30 días para operar. No puede operar más de 30 días porque nosotros no podemos estar incentivando ese tipo de migración irregular al país abriendo este tipo de albergues".
El gobernante aclaró que aplaude "siempre la ayuda humanitaria de la Iglesia" católica, pero estos cubanos, expresó, "tienen que definir su futuro" porque "no tienen una forma de aplicar a un estatus (migratorio) en Panamá".
"Mi recomendación ha sido que regresen al país de donde vienen o que sean deportados a Cuba", afirmó el mandatario.
Berrío recordó que desde enero el presidente había hablado públicamente de una tercer salida, que es regularizar al grupo, que actualmente integran unos 500 en todo Panamá, según Migración.
El religioso sostuvo que "como en otros países", las leyes permiten que por razones humanitarias se puedan acoger personas en base a acuerdos internacionales, y que incluso podría dárseles asilo, aunque esta es una figura que ellos no han solicitado.
Berrío atribuyó posiblemente la medida a que recientemente los isleños se han quejado en redes sociales del trato que han recibido en la selva del Darién de parte del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), razón por la que emprendieron una huelga de hambre de varios días y pusieron una denuncia ante la Defensoría del Pueblo.
El diácono aseguró que va a defender a los cubanos "que son para mi de los pobres los más pobres porque no tienen derecho de ninguna clase, son humillados y maltratados".
A principios de marzo había en Panamá 383 cubanos alojados en la Pastoral Social Cáritas, en ciudad de Panamá; 92 en la población de Lajas Blancas, en la provincia de Darién; y 24 más en un albergue del Servicio Nacional de Migración (SNM), según datos de la entidad.
Al menos 71 de los que se encontraban en Darién fueron trasladados por las autoridades a la frontera con Costa Rica, adonde pretenden pasar legalmente.
El 1 de marzo pasado, Cuba y Panamá acordaron en La Habana un memorando de entendimiento colaborar para garantizar un flujo migratorio "regular, ordenado y seguro" y que permitirá la deportación de los isleños que están irregularmente en el país, según informó el SNM.
Panamá recibió en 2016 más de 27 mil migrantes irregulares, muchos de ellos cubanos, aunque también haitianos, africanos y asiáticos, que entraron por la selva del Darién, frontera natural con Colombia, en su tránsito hacia EE.UU.