Panamá requiere de astucia diplomática y medidas realistas para recuperar su economía

En los últimos dos años las variaciones económicas impulsadas por la pandemia de la COVID-19 y el actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania han impedido lograr una estabilidad, y aunque hubo una reactivación económica durante el 2021, el futuro en la materia sigue siendo incierto.

El economista Felipe Chapman, manifestó que las proyecciones que tenían los especialistas para el 2021 fueron excedidas positivamente, no obstante, el 2022 que se proyectaba muy bien para acercarse a los niveles de producción que se tenían antes de la pandemia, se ha visto golpeado por el “cisne negro”.

“Llega el cisne negro, lo que se llama en este tipo de análisis, el cisne negro es la invasión de Rusia comandada por Putín, una invasión que realmente, al menos nosotros en occidente completamente incomprendida e injustificada, y en países pequeños y tan alejados como Panamá ya estamos enfrentando las consecuencias”, manifestó.

La primera consecuencia señalada por el economista es el aumento en los precios del combustible, recordando que Panamá importa la totalidad de los combustibles, afectando de manera muy importante al país y sin tener maneras de amortiguar la situación.

Destacó que congelar los precios de la gasolina es difícil, ya que, el Panamá no controla los precios. Adicionalmente Rusia y Ucrania están entre los países de producción de granos que nos va a afectar en la materia prima para el pan, con el maíz que es fundamental en la producción avícola, se incrementa el precio del gas natural.

“Nos están pegando por donde nos duele, de forma muy importante, con un espacio de maniobra tremendamente limitado para la sociedad”, expresó Chapman, indicando que el Estado somos todos y hay que pensar qué hacer como país para amortiguar la situación.

Recordó la crisis vivida en los años 80 en Estados Unidos, que provocó niveles inflacionarios de dos dígitos y como consecuencia un incremento brutal en la tasa de interés, pero, posteriormente frenó la inflación, convirtiéndose EEUU en un productor de combustible.

Para Chapman es necesario pensar en medidas creativas realistas para poder mitigar el problema.

Destacó que eliminar el impuesto que se paga a la gasolina por un periodo, hay que pensar cómo se sustituye, porque de lo contrario “no aliviaría el dolor”, por lo que es necesario tomar en cuenta las reglas que rigen al país.

Panamá y el TPC

Sobre la renegociación que pretende Panamá en cuanto a los Tratados de Promoción Comercial (TPC), dijo que es pesimista en cuanto a los resultados, ya que, si EEUU accede, esto podría inspirar a otros países a aspirar a ello.

Sostuvo que efectivamente el TPC está afectando al país, como ha sucedido recientemente con el mercado porcino, indicando que hay posibilidades de una competencia desleal que, aunque se pudiese pelear legalmente, es complicado ganar.

Aseguró que Panamá no hizo la tarea de invertir en infraestructura, tecnología, aumentar la competitividad del sector productivo y se están empezando a ver las consecuencias, lo que es lamentable.

Para el economista, el TPC no crearía una inseguridad alimentaria, sino una inseguridad económica debido a que los productores que no estarán en capacidad de competir con la inundación de mercancía subsidiada o con precios artificiales van a quebrar y habrá una pérdida patrimonial importante.

“Desde el punto de vista económico y de negocios es desastroso, no nos vamos a quedar sin comida quienes puedan pagar, pero, sí se van a quedar sin empleos quienes están en ese sector. Para mí ese es el efecto humano más dramático y no estamos listos”, aseveró.

Chapman indicó que para lograr un acuerdo con EEUU se requerirá una astucia diplomática y de negociación comercial similar a la que hubo por el Canal de Panamá, aunque esto no tenga la misma relevancia y el arrastre nacional que se tuvo con la causa del Canal, pero vale la pena hacer la tarea.

Espera que, de tener éxito, entonces hay que preparar al país, tomar las medidas en las industrias porcinas, cárnicas y avícola, ya que el problema podría regresar. Destacó que estas medidas deben ser políticas de Estado que se deben continuar gobierno tras gobierno, porque el país no se reinicia cada cinco años.

Resaltó que la mayor consecuencia de la pandemia fue el sufrimiento humano y la pérdida de empleo, por lo que hay que concentrarse en la generación de trabajos, y para ello se requiere crecimiento económico a corto, mediano y largo plazo.

Recuperación económica

Destacó que es importante que el gobierno recorte gastos, reconociendo que en pandemia no hacía sentido que se despidieran a las personas, no obstante, apuntó contra las campañas electorales donde se promete contratar a personas, ya que, esa promesa es pan para hoy y hambre para mañana.

Resaltó que la época donde hubo “plata en el bolsillo a la gente y se dieron trabajos se financió con deuda. Y la están pagando los jóvenes que aún estudian y los jóvenes que están por nacer”, aseveró.

Manifestó su desacuerdo con la ley que permite retornar el 100% de la inversión de quienes hacen proyectos millonarios, debido a que los rendimientos sobre esas inversiones son injustificables e incomparables con nuestros competidores.

Huelga de obreros

A Chapman le llama la atención la huelga a la que piensa avocarse el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), ya que, actualmente existe un gran inventario de inmobiliarias que tomará tiempo en venderlas. Dicho esto, los precios se aumentarán, sumado a las tasas de intereses que están por subir, los materiales subirán, entonces se entrará en una espiral donde la construcción crecerá menos y se generará menos plazas de trabajo.