Panamá obtiene tarjeta verde por impacto en el planeta y amarilla por pobreza y desigualdad
El informe ‘La próxima frontera: Desarrollo humano en el Antropoceno’ del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), destaca que ningún país en todo el mundo ha logrado alcanzar un desarrollo humano muy alto sin ejercer una presión desestabilizadora sobre la Tierra.
El documento, reveló un nuevo índice experimental sobre el progreso humano en el que se integran las emisiones de dióxido de carbono y la huella material de los países (una medida de la extracción de materias primas en el mundo para cubrir la demanda nacional).
El informe también propone un ajuste del índice de desarrollo Humano (IDH), para reflejar el impacto ambiental de la actividad humana, contabilizando la emisión de dióxido de carbono y el consumo de recursos naturales (IDH-P).
Mientras menor el valor de esta carga ambiental el IDH se mantiene con pocos cambios, pero en la medida que sube ese impacto se reduce en un porcentaje significativo, reflejando los efectos no deseados del progreso.
Según el informe, Panamá avanzó 30 posiciones en el IDH-P, evidenciando que tiene bajas emisiones de CO2, su economía no depende grandemente de combustibles fósiles y su cobertura forestal sigue siendo importante, más del 60% de su territorio, absorbiendo más de lo que emite. Y las fuentes de energía para electricidad son principalmente renovables.
El IDH de Panamá en 2019 fue de 0.815, lo que sitúa al país en la categoría de desarrollo humano muy alto y en el 57º lugar de 189 países y territorios. Entre 1990 y 2019, el IDH de Panamá aumentó de 0.675 a 0.815, un incremento del 20.7%.
En la región, Panamá está a niveles de desarrollo humano de Costa Rica y Uruguay, cuyos IDH ocupan los lugares 62º y 55º, respectivamente.
Sin embargo, hay desafíos enormes para combatir la pobreza y la desigualdad y que al hacerlo se tomen en consideración los límites del capital natural de Panamá y acciones climáticamente inteligentes, es decir, adaptadas.
Aleida Ferreyra, representante residente a.i. del PNUD en Panamá, señaló que “el valor del IDH para Panamá es muy alto, sin embargo, en términos de desigualdad hay una pérdida del 21.1%; uno de los desafíos importantes que tiene el país. Este es un reto para Panamá y para el PNUD; debemos hacer más para cerrar la brecha de la desigualdad y alcanzar un desarrollo sostenible que beneficie a todos y todas y en armonía con la naturaleza”.
De acuerdo con el PNUD, para lograrlo se requiere atender los retos sociales como la propia desigualdad, el hambre y la pobreza, utilizando el avance científico para mejorar el bienestar, con un uso eficiente de los recursos naturales y apoyando los esfuerzos de descarbonización de la economía en sectores clave como energía, especialmente transporte, agricultura, infraestructura sostenible, conservación y restauración de la cobertura forestal.
Jessica Young, gerente de ambiente, cambio climático y desarrollo sostenible del PNUD en Panamá, aseguró que el informe nos revela que “en Panamá estamos con una nota de optimismo, con mucho por hacer y poco tiempo que perder. Consideró que las metas presentadas por el país en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC por sus siglas en inglés) actualizadas al 2020 son el camino para cumplir los compromisos y garantizar un desarrollo sostenible, tener más cobertura boscosa, cuencas saludables, conservar ecosistemas saludables para ser el país megadiverso y carbono negativo”.