Panamá ha venido implementando un estilo de 'eliminar naturaleza', según científico e investigador

Día Mundial de la Tierra

Consecuencias que ocasiona el hombre al planeta con sus acciones

El estilo de desarrollo que se ha venido implementando en Panamá desde el siglo XIX y principios del XX, es de “eliminar la naturaleza”, al menos así lo consideró, el científico e investigador Stanley Heckadon, en el marco del Día Mundial de la Tierra.

Heckadon agregó que, es preciso destacar que desde aquellos tiempos, el país siempre llamó la atención por su verdor y por una vegetación maravillosa, que ha servido de puente entre Norte y Suramérica.

“La riqueza biológica de Panamá es casi milagrosa”, enfatizó el científico.

Sin embargo, la selva tropical, fuente de los ríos, árboles y de vida silvestre, ha sido amenazada por la actitud de los gobernantes, que han buscado eliminarla, advirtió.

De acuerdo con Heckadon, cada vez más “nos estamos quedando sin menos suelos para producir los alimentos que necesitamos y que van a parar a las quebradas, en ríos y en caso de la cuenca del Canal a los lagos, poniendo en riesgo o en amenaza, el abastecimiento del agua en la región metropolitana”.

El investigador lamentó que el Panamá verde que hubo a lo largo del siglo XX, prácticamente, ya haya desaparecido producto de la devastación y menosprecio de bosques y selva.

Heckadon profundizó en el problema, al indicar que, de destruir el Parque Nacional Metropolitano, “el aire acondicionado de la ciudad de Panamá”, incrementará aún más la temperatura en la urbe.

Para el científico, en general, el patrón cultural istmeño ha sido, el de echar abajo los bosques, meter potreros, sacar madera y urbanizar.

Ha sido este mismo estilo de desarrollo, el que ha llevado a que ríos y quebradas que antes eran caudalosos, a que hoy prácticamente, estén secos.

Ya las personas, advierte, no son las dueñas del agua, ahora son las más de siete hidroeléctricas que abarcan prácticamente de los nacimientos de los ríos, hasta casi llegar al mar, lo que es de preocupación.

Aunado a ello, se ha perdido la calidad del agua, toda vez que ríos y quebradas se han convertido en “los botaderos de basura y aguas servidas”.

Lo anterior llama a la reflexión para la protección no solo de lo que queda de selva y bosque, sino también de cuidar con sumo cariño y visión de largo plazo, las quebradas y ríos del país.

Por otro lado, advirtió que se debe tomar muy en cuenta los niveles de crecimiento de los mares, los cuales están siendo “lentos, pero seguros” y ya hay sitios del istmo donde se está manifestando más visiblemente e impactante.

Como ejemplo trajo a colación lo que está ocurriendo en la bahía de Charco Azul, en donde la velocidad creciente con que ha estado entrando la mar y desbarrancando terrenos es asombroso. Igual caso ocurre, en la isla de San Blas.

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