¿Qué hace Panamá para adaptarse al cambio climático?
Cambio climático
Panamá/Pese a que Panamá es firmante de varios tratados y acuerdos referentes al cambio climático, y su alta vulnerabilidad al fenómeno, en la práctica no se siguen los lineamientos, ni se adoptan medidas para modificar la forma en que se desarrollan las comunidades, de tal manera que se adapten a los cambios que están por venir.
Según la ambientalista Raisa Banfield, a Panamá se le viene advirtiendo sobre estas consecuencias desde hace 20 años, por ser vulnerable a elevación del nivel del mar, pérdida de biodiversidad, desertificación en algunos puntos, entre otros.
Sin embargo, no se están tomando las medidas reales y concretas ante la situación, ya que, los procesos naturales no se pueden evitar, por ello es necesario cambiar la forma de hacer carreteras, de construir casas, de hacer cultivos, destacando que no solo los residentes informales construyen en áreas peligrosas, sino las mismas urbanizaciones a las que se le otorgan permisos.
Destacó que las costas del Caribe panameño son las más olvidadas, lo que han podido palpar durante un recorrido realizado en Changuinola, Almirante, Costa Arriba y Costa Abajo de Colón, donde las personas viven a su suerte porque no se está haciendo nada en materia de desarrollo social, ni adaptación climática, sin embargo, existen bosques que son los grandes aliados.
Banfield señaló que en este recorrido pudieron observar como las calles se están deteriorando por el aumento del nivel del mar, pero las personas también solicitaban apoyo para tener mejores prácticas agropecuarias, siendo conscientes que las técnicas tradicionales afectan los recursos naturales de los que dependen.
Resaltó que los grupos indígenas han sido foco de acuerdos, convenios, de foros climáticos, donde han sido objeto y sujeto de los acuerdos, recordando la estrategia de deforestación y degradación de bosques evitada, firmada hace 15 años y dirigida hacia estas comunidades, que establece el pago de crédito de carbono verde por la conservación de los bosques, pero a diferencia de Costa Rica, en Panamá esto no ha avanzado.
Dijo que esta estrategia es importantísima para mitigar el efecto de las consecuencias climáticas en zonas productivas y de comunidades vulnerables por la cantidad de recursos hídricos que hay en el lugar, pero el monocultivo y la deforestación para la cosecha de un producto empeora el problema.
Habló también sobre el programa de ‘Fincas sostenibles’, y que con el conocimiento que tienen sobre las fuentes de agua, la siembra por temporadas, las reservas de los ríos, solo necesitan el acompañamiento para sacar los productos y al mismo tiempo conservar.
“Lo ambiental no es un elemento accesorio que le toca a Mi Ambiente, lo ambiental es una transversal para tomar decisiones agrarias, urbanísticas, de obras públicas, pero no lo estamos entendiendo, porque en el territorio se está viendo exactamente lo contrario”, expresó.
La ambientalista sostuvo que los desbordamientos y crecidas de ríos no son fenómenos, es algo natural, el fenómeno es que cada vez se le quita más espacio al agua y las reservas de los ríos que impactan su zona de amortiguamiento. No obstante, señaló que el problema no es tanto quienes construyen cerca del río que lo hacen con ciertas medidas, sino cuando se empieza a sacar arena y piedra del afluente.
En Panamá hay más de 500 ríos y 52 cuencas a nivel nacional, por lo que hay que adecuar las políticas urbanas, agrarias y de desarrollo a esas condiciones.