Oajaca, el apartado pueblo en Coclé que no le tiene miedo a las emergencias
En la comunidad de Oajaca son comunes las picaduras de alacranes y serpientes.
Un hombre murió recientemente por no encontrar ayuda adecuada tras sufrir un infarto.
La actividad de enseñar primeros auxilios por parte de los bomberos se realizó el pasado 17 de noviembre.
La comunidad de Oajaca en el norte de la provincia de Coclé es de difícil acceso. Puede resultar interesante, si eres amante de la aventura. Pero si estás en aprietos, podrías estar cerca de la muerte. Sus moradores han perdido el miedo y encontraron en los bomberos un aliado para enfrentar los avatares de vivir en la lejanía, cuando de una urgencia se trata.
Era una mañana fresca del domingo 17 de noviembre. Afuera de la estación de bomberos Juan J. Parada de Penonomé estaban reunidos un grupo de hombres y mujeres pertenecientes a la Compañía Nº 2 del Cuerpo de Bomberos de Coclé, conocidos como “Los Rinos”.
Charlaban entre compañeros y cargaban un pick-up con equipos y golosinas. De repente la voz del Sargento II, José Navas, interrumpe y pide una formación en fila. Los oficiales, clases y tropa de la compañía atienden el llamado. Un agradecimiento, una oración al todopoderoso y finalmente cuál es la misión son parte del repertorio. Rompen filas y suben a un busito listos para cumplir con el objetivo: llevar capacitación en primeros auxilios a la comunidad de Oajaca. Además de compartir con los niños y niñas del poblado.
Joyse Hérnandez, es la capitana que lidera este operativo. No dijo nada antes de iniciar la misión, pero su tropa está clara en lo que tiene que hacer, pues han sido varios meses de preparación logística antes del operativo. Ya tienen experiencia, pues está es su segunda actividad de este tipo. La primera la hicieron en la comunidad de Tambo.
“Nosotros queríamos presentar una labor social. Una labor social que involucre unidad entre la compañía de bomberos y la comunidad. Para poder nosotros en esas áreas lejanas enseñar un paliativo que ellos puedan aplicar antes de llevar a una persona a una estación clínica o a un centro de salud cercano”, dijo la Capitana de “Los Rinos”.
Fue un poco más de 40 minutos desde Penonomé hasta Oajaca. El bus que trasladaba a la mayoría del personal solo pudo llegar hasta donde las condiciones de la carretera lo permitieron. De ahí en adelante los “camisas rojas” tuvieron que caminar.
Los vehículos con doble tracción cruzaron las aguas del río Oajaca, mientras que los bomberos cruzaron un viejo puente de lata, que según cuenta un residente en varias ocasiones las fuertes crecidas lo han volteado.
Una escuela bien arreglada es el punto de encuentro, donde se darán estas capacitaciones en primeros auxilios. Maximiliana Figueroa es la primera en recibir a la delegación bomberil y les indica donde van a desarrollar la actividad. Otro grupo de moradores de este pueblo de mil habitantes también están a la espera de las enseñanzas.
Maximiliana sabe lo que es vivir una emergencia en esta zona de difícil acceso. Su hermana fue víctima de una picadura de serpiente.
“Fueron momentos de angustia para poder trasladarla, pero gracias a Dios la logramos llevar a un hospital”, relata Figueroa.
Los bomberos no pierden tiempo y empiezan a organizarse. Levantan un globo inflable que tiene forma de camión de bomberos y los niños curiosos que los acompañaron en el trayecto entre el busito y la escuela son los primeros en quedar montados y saltando.
Poco a poco los invitados llegan. El gimnasio de la escuela está a su máxima capacidad y los niños se divierten y reciben regalos. También instalaron un centro para toma de la presión arterial.
Los niños juegan fútbol y claman a su árbitro que es el Coronel Roderick Salcedo, jefe de la regional de bomberos de Coclé, quien acompaña a su compañía en este periplo.
“El objetivo principal de esta actividad es la que la comunidad tenga conocimiento y la experiencia de manejar una situación de emergencia y a la vez nos permita a nosotros tener el tiempo necesario para poder llegar a la comunidad y brindar los servicios necesarios y el transporte, en caso de darse las circunstancias, a los hospitales más cercanos”, señaló Salcedo.
El Coronel Salcedo comanda una zona bomberil caliente. No porque existan incendios constantes, sino por la gran cantidad de accidentes de tránsito. Los traslados en zonas de difícil acceso también son un trabajo duro que deben enfrentar a diario. Y para la temporada seca, los fuegos de herbazales y las abejas africanizadas se convierten en un verdadero dolor de cabeza.
Los moradores practican en como dar los primeros auxilios en casos de asfixia, atragantamiento, quemaduras, cortaduras y un ataque cardiaco. En medio de una esas prácticas llega la representante del corregimiento de Chiguirí Arriba, Leticia Martínez. Saluda a la comunidad y conversa con el Coronel Salcedo. La máxima autoridad de este poblado acaba de vivir una experiencia con desenlace fatal y es la más interesada en que este tipo de actividades se sigan realizando.
“Nosotros tuvimos el reporte hace como cinco días de un señor que le dio un infarto en la comunidad de San Miguel Arriba, pero no se le pudo dar los primeros auxilios por la difícil situación, aparte de que no hay señal en esa comunidad”, contó la Representante del corregimiento.
La actividad concluyó con una piñata para los niños y las niñas. Caras de emoción por lo aprendido y palabras como “ahora se lo que puedo hacer” eran parte del resultado.
La señora Eufrecina Martínez, fue durante las capacitaciones, la alumna más activa e interesada. Ella ha sido víctima en cuatro ocasiones de picaduras de alacrán. No se ha complicado, porque siempre se toma un vaso con leche, pero conoce de casos de vecinos que han estado al borde de la muerte.
Las picaduras de alacrán han sido numerosas durante el 2019. Un informe del Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud (Minsa) reveló que entre los meses de enero y octubre se reportaron 2 mil 532 picaduras de alacrán en todo el país.
Durante este mismo periodo en el año 2018 se reportaron 2 mil 244 casos, lo que significa que durante el año en curso hay un aumento de 288 casos.
“Estoy muy agradecida por lo que nos han enseñado (…) Hay veces queremos ayudar, pero no sabemos. Que bueno, que ustedes han venido aquí para darnos esos conocimientos y saber qué hacer”, fueron las palabras de una Eufrecina feliz por lo aprendido y sin miedo a enfrentar cualquier situación de emergencia.
Aproximadamente a la 1:00 de la tarde de ese domingo, “Los Rinos”, habían cumplido su misión. Pero no pueden descansar, pues otra comunidad los espera para que antes que finalice el 2019 hagan el mismo operativo.