En la comarca Ngäbe Buglé los niños arriesgan sus vidas en busca de educación

A veces, cuando las aguas del Cricamola están tranquilas, les toca quitarse los zapatos y meterse al río para luego guindarse los motetes a la espalda y caminar largas trochas.

Estudiante de la comarca cruzando el río Cricamola / TVN

Luego de que en Noticias AM se divulgara la muerte de estudiantes de la comarca Ngäbe Buglé por cruzar el río Cricamola en una polea, las cámaras de TVN Noticias viajaron a esa comunidad para palpar la penuria de los estudiantes y a continuación mostramos todo lo que arriesgan buscando educación.

Utilizando una improvisada polea como única alternativa a falta de puentes, los residentes de la comunidad de Mayo en la comarca Ngäbe Buglé, donde 9 niños han sido arrastrados por la corriente, cruzan el peligroso río.

Esta realidad se divulgó en Noticias AM en julio de este año y por eso las cámaras de TVN viajaron al lejano distrito de Kankintú, donde solo se llega caminando por horas o en helicóptero.

Allí, el río Cricamola atraviesa la cordillera, donde las carencias saltan a simple vista.

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Al llegar, miradas inocentes se asomaban por la puerta de la escuela rancho. Es la misma inocencia que relata el riesgo de buscar educación.

A veces, cuando las aguas del Cricamola están tranquilas, les toca quitarse los zapatos y meterse al río para luego guindarse los motetes a la espalda y caminar largas trochas.

Otras veces, cuando el río se enfurece, para evitar más tragedias, los residentes usan sogas y remiendos para amarrar pedazos de bambú con tablas y permitir que los casi 70 estudiantes vayan a la escuela.

El Ministerio de Obras Públicas llegó, midió el terreno y concluyó que se necesitan 8 zarzos, que tienen que evaluar la logística por lo inhóspito del lugar pero que se incluirán en el presupuesto del 2025.

Al final, esta es la realidad que enfrentan en las montañas de la comarca, la otra cara del Panamá de los millones. Donde en pleno 2024 aún hay niños que fallecen por las crecidas de los ríos, pues su único pecado ha sido buscar educación.

Nos retiramos viendo en sus rostros una esperanza tan frágil como este puente de bambú, la esperanza que se construirán los zarzos y que no habrá más tragedias similares. 

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