Mesa Única de Diálogo: 'No hay que tener expectativas, más bien dejarse sorpender'
Mesa única de diálogo
A pocos días de que, tanto miembros de las alianzas, como de organizaciones sociales, empresarios y el gobierno, se instalen para el inicio de una segunda fase de la Mesa Única de Diálogo por Panamá, surgen las expectativas para conocer cómo se definirán o cuál será el futuro de estas negociones.
Para el economista, Carlos Arauz, el marco que se necesita para que un ejercicio de esta índole funcione, tiene que estar regentado por reglas muy claras desde el principio, empezando por la metodología y el mediador, que no han sido definidos para esta segunda fase.
Tomando en consideración esto, advirtió que con la ausencia de un mediador ve pocas probabilidades de éxito a esta mesa de conversación, "diálogo o como quieran llamarle". La ausencia de un conciliador es nefasto, recalcó.
Sin embargo, esto es un esfuerzo país tratando de buscar acercamientos y esa polarización que ha prevalecido en otros pueblos, como el colombiano, chileno o peruano, que han causado muertes y mucha desolación.
Por otro lado, el determinar la legitimidad de las personas que estarán sentadas en este diálogo será algo mucho más complicado.
Recordó que, en los últimos años, ha sido partícipe de varios diálogos, entre estos, la mesa tripartita por reactivación económica, mesa tripartita por la reactivación laboral y la mesa tripartita para el análisis de la situación de la moratoria bancaria, pero lamentablemente, ninguno de estos diálogos surtió el resultado final por el cual se establecieron.
“En Panamá nos encanta enamorarnos de la idea de la solución sencilla y fácil a problemas complejos, y, por ende, caemos en parches y curitas, lo que a lo mejor es lo que la única mesa provocaría”, enfatizó.
No obstante, hay un problema que ya no da tiempo para parches y curitas, dijo el economista, y es la Caja de Seguro Social y su programa de Vejez, Invalidez y Muerte (IVM), “que tiene sus días contados”, por el lado del sistema solidario.
Advirtió que en la medida de que las reservas se vayan agotando o consumiendo, al país solo le quedará dos alternativas: Más deudas, o una reforma tributaria fiscal radical que permita compensar los fondos que necesitan los programas, ambos acarrearían costos políticos exorbitantes.
Concluyó señalando, en que no hay que tener expectativas, por la Mesa Única de Diálogo “Hay que ser reales y sensatos” y quizás dejarse sorprender.