Médicos panameños, entre la falta de recursos y las promesas sin cumplir

Médicos panameños, entre la falta de recursos y las promesas sin cumplir / TVN Noticias

Uno de cada cuatro médicos internos, y uno de cada cinco residentes se infecta de COVID-19. Trabajan turnos de 24 a 32 horas, muchas veces con mascarillas que dicen “no para uso médico” en hospitales saturados.

Esta es la realidad de la medicina en Panamá en tiempos de coronavirus, cuenta la doctora Elsa Rueda, médico del Complejo Hospitalario de la Caja de Seguro Social (CSS). En este centro médico se atienden el 30% de los pacientes de COVID-19 de todo el país, que hasta el momento suman más 50,000 casos confirmados y mil muertos.

El jueves 17 de julio, médicos internos y residentes de todo el país salieron se hicieron sentir en las calles para que se conociera la realidad que viven dentro de los hospitales. Médicos del Hospital Santo Tomás, del Complejo Hospitalario, del Hospital Rafael Hernández de Chiriquí, el Hospital Gustavo Nelson de Chitré y otros centros médicos se manifestaron de forma pacífica.

La manifestación estuvo organizada por la Federación Nacional de Médicos Residentes Internos (Fenamedi) y la Asociación de Médicos Residentes Internos de la Caja de Seguro Social (Americss).

A muchos les pagan los turnos 2 o 3 meses después, lo que los pone en una difícil situación especialmente en tiempos de emergencia. Demoras en el pago son problemas desde antes de la pandemia.

Lo que priorizan ahora es que se les dé el equipo adecuado para protegerse, así como los insumos necesarios para atender a los pacientes. Sobre todo, necesitan más personal.

La doctora Rueda cuenta como hay muchos médicos panameños esperando que se les aprueben trámites para poder certificarse y entrar a trabajar. Lamenta que muchas veces las autoridades gubernamentales ponen trabas y hacen más difícil el proceso.

En el hospital Rafael Hernández, de Chiriquí, las salas están a tope y muchos pacientes se encuentran en los pasillos. La doctora Yirianis Lozada cuenta que se han habilitado nuevas áreas para atender pacientes, pero que no importa cuánto espacio se habilite si no se cuenta con el personal necesario.

El gobierno se llena la boca que va a traer médicos, pero al final no los contrata”, manifestó Lozada.

No habla solo de médicos. Para operar un hospital se necesitan enfermeros, técnicos, personal administrativo y muchas otras personas que conforman el equipo responsable de cuidar las vidas de todos los panameños que van a atenderse.

La doctora Lozada cuenta cómo se tuvo que clausurar un piso luego que se encontraran 17 casos positivos de COVID-19 en el área dedicada a cirugías.

Un elemento clave es el Equipo de Protección Personal (EPP). Consiste en un gorrito, mascarilla N95, careta, bata desechable con cubierta doble, botitas y guantes de nitrilo.

Lozada estima que en el hospital utilizan unas 600 mascarillas diariamente, muchas de ellas no certificadas para uso médico. El suministro que les dan las autoridades no alcanza tampoco, por lo que dependen de donaciones de grupos cívicos, escuelas y particulares, para tener algo con lo que protegerse los días en los que no hay insumos en el hospital.

Una vez realizaron un “Sabanatón”, un evento para recolectar sábanas ya que no tenían suficientes en el hospital.

A largo plazo se presenta otro problema para el sistema médico panameño. Se trata de la formación de nuevos profesionales. Usualmente, los doctores panameños se forman rotando en distintas áreas y aprendiendo en los hospitales. Pero la COVID-19 ha forzado a que se concentren la mayoría de los recursos en atender la pandemia. Esto ha resultado en cambios a las rotaciones, suspensión de residencias y otros ajustes que alteren el proceso formativo habitual de los doctores.

Los internos y residentes entienden la difícil situación que vive el país. La entienden mejor que muchos porque la viven diariamente.

Lo que falta es concretar propuestas. No queremos más improvisación”, concluyó la doctora Rueda.

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