Detención provisional para miembros de la secta que operaba en la comarca Ngäbe Buglé

La noche de este viernes, 17 de enero, se decretó la detención provisional a los 9 vinculados a la secta que acabó brutalmente con la vida de una madre y de sus seis hijos, en la comunidad de El Terrón, de Santa Catalina, en la comarca Ngäbe Buglé.

Se establecieron 6 meses para recabar los elementos de convicción correspondientes a este caso.

Rafael Baloyes fiscal superior de homicidios de Bocas del Toro, indicó que si en el tiempo de investigación se determinan otras conductas delictivas se realizarán las imputaciones correspondientes.

En la primera audiencia se legalizó la aprehensión de cada uno de los 9 detenidos.

Seguidamente se realizó la audiencia de formulación de cargos por los cuatro delitos cometidos por los verdugos de la secta.

Se trata de los delitos por la privación de libertad contra una mujer y seis de sus hijos.

A los homicidas, también se le formularon cargos por homicidio agravado, femicidio por la mujer embarazada y femicidio por tres de las menores fallecidas.

Además, se conocieron indicios de lo que pudo haber sido la violación de una niña de solo nueve años de edad, quien falleció siendo brutalmente asesinada a golpes. Y es que, un examen médico legal arrojó que el cuerpo de la niña tenía indicios de ser sujeto a un abuso sexual.

Al ser encontrado en la fosa común, el cadáver de la mujer tenía sus brazos amarrados y quemaduras de segundo grado en los pies, y en la espalda.

Por este hecho pudiesen formularse cargos por la agresión sexual vaginal en detrimento de la niña, por uno de los verdugos de la secta, quien es su familiar de consanguinidad.

Baloyes confirmó que una de las hijas de la víctima sobrevivió a la masacre que fueron sometidos sus hermanos y su progenitora.

Se trata de una niña que estaba en el grupo de los 15 sobrevivientes, los cuales fueron rescatados por la Policía Nacional.

En la sesión de este viernes, también salió a relucir que los cuerpos de los fallecidos fueron trasladados por sus homicidas en hamacas a la fosa común.

La inusual escena llamó la atención de un morador de la comunidad, y se atrevió a preguntar a quienes realizaban la operación, por qué estaban haciendo eso, a lo que respondieron “que habían matado a la familia porque así lo había ordenado Jehová”.

La tortura de golpes propinados con biblias, palos y machetes, en la cabeza, brazos y abdomen a la mujer, que fue la primera víctima en la masacre del El Terrón, fue presenciada por los hijos de la víctima antes de que ellos también perdieron sus vidas, de acuerdo con los indicios recabados en las primeras investigaciones.