Joven con síndrome de Down muere luego de enfrentamientos en Cabo Verde; Policía guarda silencio

Jair Rodríguez, un joven de 18 años con Síndrome de Down, falleció en Cabo Verde.

Su familia asegura que fueron los gases lacrimógenos lanzados por la Policía Nacional los que acabaron con su vida.

A causa de su discapacidad, Jair no entendía la causa de los enfrentamientos. La muerte lo halló con la inocencia de un niño.

“Era un niño alegre. Me ha dolido mucho la muerte de mi nieto. Yo nunca pensé que él iba a morir así. Fue por causa de esto”, lamentó su abuela, Lilia Peralta.

Cuenta la familia que Jair tenía miedo. Su mamá lo calmó, lo bañaron y trataron de llevarlo a casa de su abuela. Antes de llegar se desmayó, empezó a vomitar y echar espuma por la boca.

Acababa de graduarse del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE). Era el consentido de la casa por su dulzura e inocencia.

“Era un niño que no molestaba a nadie. Le gustaba ver la lucha y jugar con carros”, cuenta su primo Luis Lasso.

Jair tenía problemas del corazón. Un soplo del cual, según sus familiares, siempre recibió tratamiento. La abuela no puede creer que falleciera por otras circunstancias.

“Lo teníamos al día en todas sus casas. Estábamos pendientes a él, no era para que muriera así. A él, ellos lo mataron”, denuncia su abuela.

Sus parientes culpan a la policía. Desde la noche del lunes, aseguran, el chico se mostraba afectado por los gases lacrimógenos. Para protegerlo, la mañana de este martes decidieron llevárselo a Cerro Batea, pero no fue suficiente.

“Todo el trayecto del gas lo atravesó. Lo que ocurrió primero fue en la multi tres, luego vinieron a la multi uno”, relató Desirée Mosquera, tía de Jair.

La policía dice que se investiga el caso. La familia informó que esa institución se encargará de los gastos funerarios. Vecinos aseguran que Jair vivió toda su vida en Cabo Verde, donde por su enfermedad, difícilmente salía de su apartamento.

TVN Noticias ha intentado conocer si la Policía Nacional implementa procedimientos a la hora de controlar multitudes, como en el caso del complejo multifamiliar de Cabo Verde, donde hay 390 apartamentos. Sin embargo, la Policía mantiene el silencio.

Si se lanzan gases lacrimógenos o pimienta, no sólo se afectan a manifestantes. También a los inocentes que están dentro de sus casas.

“No debieron haberlo hecho. Aquí no había ratas ni cucarachas, había gente, seres humanos. Esto está demasiado chico para tirar eso así”, afirma Lilia Peralta, abuela de Jair.

TVN Noticias consultó vía telefónica con el exdirector de la Policía Nacional Rolando Mirones, quien asegura que la institución tiene un manual en caso de uso de la fuerza y que cuando hay presencia de niños o adultos mayores se debe advertir antes, porque incluso el uso de armas no letales puede ser fatal.

El exviceministro de Gobierno y Justicia, Severino Mejía, coincide en la necesidad de que se implementen procedimientos en estos casos.

“El punto es que no puede ser usado de manera discrecional. Usarlo de manera discrecional va a producir efectos colaterales en inocentes. Esto requiere que se reglamente su uso. Estos instrumentos se pueden convertir en instrumentos de muerte si no son usados apropiadamente”, resaltó Mejía.