Instan a que se conozca la verdad a pesar de la muerte de Noriega

La muerte del exdictador Manuel Antonio Noriega marca un antes y un después en la historia de Panamá, aunque exista la sensación en algunos grupos de que muchas cosas han quedado sin resolver y que hizo falta justicia.

Muchas de las acusaciones que pesaban sobre los hombros de Noriega, podrían extinguirse con su muerte.

Aurelio Barría, quien integró la Cruzada Civilista en época de dictadura, dijo que han pasado 30 años desde que se realizó aquel movimiento ciudadano y recuerda que la época más oscura del país se vivió desde el año 1983 a 1989 cuando Noriega toma el liderazgo de las fuerzas de defensa.

Lo vivido a través de todos esos años se debe enseñar y transmitir porque fueron años en los que no existían las libertades, no había democracia, la población vivía bajo constantes abusos y tampoco existía la administración de justicia y el poder se centraba en las fuerzas de defensa.

El dirigente político Olimpo Sáez, expresó que el panameño es desmemoriado porque no quiere recordar el pasado, al igual que los políticos y recalca que hay una especie de “miedo al pasado” y no se toma en cuenta para construir el futuro, como debe ser.

Sostiene que en Panamá hay una generación huérfana del pasado que debe interesar porque es la única manera de reparar el daño.

Maritza Maestre, del Comité de Familiares de Desaparecidos, Héctor Gallego, asegura que con la muerte de Noriega no hay que pasar la página, ya que además de él, hay otras personas que saben la verdad y se tiene que hacer justicia a todas las personas que murieron y que desaparecieron.

Considera que el silencio cómplice que ha existido durante muchos años se debe dejar de lado y el que sabe algo, ahora puede hablar, si era que le temían a Noriega y descargar su conciencia porque son 48 años en que los familiares han estado reclamando justicia.

Detalla, por otra parte, que han solicitado al Gobierno que se elaboren textos educativos con la información de los años de dictadura, pero no han concretado nada a pesar de que han estado en una mesa de entendimiento con el Gobierno desde hace siete años.

Incluso cree que se deben conservar algunos de los sitios de tortura de la dictadura de Noriega, no por morbo sino por historia, pero se han destruido muchos lugares.

Lo que ha dejado claro Olimpo Sáez, es que Noriega no es el único responsables de lo que pasó, porque hubo una cúpula de derechistas e izquierdistas apadrinando todo lo que hacía.

“Noriega no era un santo, pero tampoco era el único diablo”, expresó Olimpo Sáez.

Maestre fue enfática en decir que con su muerte, Noriega no se lleva todos los secretos porque hay gente que está viva que sabe la verdad y hay un sentimiento de impotencia.