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La historia que envuelve los 498 años de Panamá La Vieja

Las ruinas de Panamá Viejo: un lugar lleno de historia

La historia ha contado a través de los años sobre Panamá, no la metrópolis que se conoce en la actualidad, sino sobre aquella ciudad colonial que representó el primer asentamiento europeo sobre el litoral Pacífico americano y que fundó Pedrarias Dávila el 15 de agosto de 1519.

Este 2017 se cumplen 498 años de su fundación. A pesar del tiempo que ha transcurrido, los hechos que se dieron en el lugar que conserva su nombre y además es considerado Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco), siguen siendo intrigantes.

Las imponentes estructuras que se ven al pasar por la Avenida Cincuentenario llaman la atención, no solo de nacionales, sino también de extranjeros que terminan de encantarse al recorrer el sitio y apreciar cada uno de los monumentos y la que fuera la torre catedral.

Son un total de 19 monumentos que integran el sitio histórico de Panamá Viejo, ese espacio que fue en aquel entonces, la principal residencia de la élite en tierra firme y la sede de los representantes de la Corona y también del aparato local de la iglesia.

El Panamá colonial de los años 1,500, estuvo relacionado a la conquista de territorios a través de las expediciones que se hacían hacia Suramérica.

Pero la posición estratégica también sirvió como punto clave para el desarrollo de las rutas comerciales más importantes.

El historiador Rommel Escarreola, lo confirma, pues asegura que Panamá fue el punto estratégico militar para el trasiego del oro que venía del Potosí hacia España.

La época

No hay que hablar de ruinas, porque la palabra hace que se pierda interés por conocer el sitio arqueológico, pues se puede llegar a pensar que es un lugar que está destruido, dañado y no hay la necesidad de ir a verlo, argumenta el director de la Comisión Nacional de los Símbolos de la Nación, Vladimir Berrío Lemm.

En su lugar habría que referirse como el Conjunto Monumental de Panamá Viejo, pues fue una ciudad que estuvo tan nueva como la que se conoce ahora.

La ciudad de Panamá tenía hoteles, tabernas (serían las discotecas de la época), donde se jugaba, bebía, bailaba, además se desarrollaba una intensa vida intelectual y comercial, donde hubo personas muy importantes que dejaron en alto el nombre de Panamá en tiempos de la colonia.

En Panamá se desarrollaba toda una vida cosmopolita, lo que daba paso al enfrentamiento con habitantes de otros virreinatos.

Ese estilo de vida iba relacionado al hecho del tránsito de aduanas, el control de migrantes, y la llegada de la flota de mercancías con materias primas o simplemente a recoger impuestos.

Los habitantes de la época estaban acostumbrados a la seda, al terciopelo, al brocado, a las joyas más exquisitas, aparte de las que se crearon en el territorio y objetos como cristalería y cerámica, llegaban a Panamá, más caro que en el lugar donde habían sido construidas, pero más barato que donde se terminarían vendiendo.

Berrío Lemm destaca que no hay que olvidar que en el territorio panameño hubo habitantes antes de los españoles y no eran gunas, ni ngäbes, eran los Indios Cueva y ya desaparecieron.

De esos primeros pobladores solo han quedado algunos nombres como es el caso de “Panamá”, que se creó a partir de lo que los españoles escucharon hablar a las personas de la comunidad pesquera que era gobernada por el cacique Curí.

Gastronomía

Los españoles, al llegar al territorio, intentaron alimentarse de las cosas que ellos ya conocían en su país, donde se desarrollan cuatro estaciones, a diferencia de Panamá donde solo existe la estación seca y la lluviosa.

Intentaron sembrar trigo, lo que fue imposible, los garbanzos no se daban bien, intentaron traer pan, pero se dañaban en el trayecto. En un principio los vinos llegaban agrios y también trataban de traer productos que se sembraban en la península ibérica como manzanas, pero evidentemente fue imposible.

Con el tiempo se introdujeron los cítricos, conocidos por los españoles por la influencia musulmana, quienes lo aprendieron a su vez de sus relaciones con la zona sudeste de Asia.

Descubrieron que el maíz no era malo y que se podía procesar de diversas maneras, no como se conoce en la actualidad, sino en cremas o pesadas. Lo mismo pasó con los pimientos, pues empezaron a usar el ají chombo y dejaron de agregar ciertas especias e introdujeron el culantro a su dieta. Ya se producía la sal y el uso de caña para elaborar azúcar en Panamá, se fue verificando poco a poco.

No se puede dejar por fuera, según el historiador, que los españoles trajeron gallinas, cerdos, caballos, vacas, animales que prosperaron en Panamá, lo que no pasó con las ovejas y cabras que a la fecha no es muy común verlas.

En Panamá se consumía leche, se hacía queso, se hacía mantequilla para el día, porque no había frío. Se consumían aderezos y dulces con vainilla, pues la orquídea de la vainilla es de origen americano.

Los españoles fueron acostumbrándose a consumir las frutas que ya existían como la papaya, chirimoya, anón, guayaba, piña, aguacate, guaba, nance, pixbae entre otras y las fueron incluyendo en su dieta y naturalizando a sus futuras generaciones.

Nunca renunciaron a tomar vino, porque aunque en un principio se dañaban en el transporte, finalmente encontraron un sistema para que no se agriara.

El arroz se empezó a sembrar luego de que los españoles lo trajeran y se comía “aguachado” y se comía mucho el arroz con leche.

Se producía carne y se exportaba a otros lugares y se consumía mucho pescado y gallina.

Por otra parte, en aquellos tiempos, a las casas coloniales no entraba cualquier persona, eran muy privadas y solo pasaba aquel miembro de la familia o invitado especial que iba para la casa y se vivía en un ambiente más femenino donde se nota la presencia de la mujer y su poder en la transmisión de la cultura.

Saqueo y destrucción de la ciudad de Panamá

En enero de 1671 la ciudad fue destruida en el ataque del pirata inglés Henry Morgan y nunca se reconstruyó.

El pirata obtuvo la autorización de Inglaterra para saquear las posesiones españolas y para ello reunió la flota más grande de barcos y piratas jamás vista, quienes llegaron a la costa Caribe del Istmo.

Morgan y sus hombres, tomaron el Castillo de San Lorenzo y cruzaron al Pacífico, sin ser apenas hostigados por los españoles, para llegar a Panamá.

En tanto, el capitán Juan Pérez de Guzmán organizó la defensa de la ciudad con una milicia mal armada y poco preparada, compuesta principalmente de civiles y esclavos.

La batalla de Mata Asnillo fue un corto y sangriento encuentro en las afueras de la ciudad, entre dos fuerzas muy desiguales que los piratas ganaron fácilmente, Morgan y sus hombres tomaron la ciudad y se asentaron por un mes en Panamá Viejo pidiendo rescate por los prisioneros y torturando a quienes tenían sospechas de que tenían fortunas ocultas.

Pasado este tiempo Morgan partió con riquezas y rehenes, dejando a su espalda una ciudad casi totalmente destruida con más de la mitad de su población muerta, herida o desaparecida.

Crónica del ataque de Morgan

  • Lunes 19 de enero de 1672: Los piratas parten desde el Castillo de San Lorenzo, en la costa Caribe, navegando por el Río Chagres rumbo a la ciudad de Panamá y llegan a Dos Brazos donde son observados por vigías españoles.
  • Jueves 22 de enero: Los piratas llegan a Barro Colorado, la primera de las barricadas españolas que encuentran quemada y abandonada. Dejan el río por su bajo caudal y prosiguen a pie.
  • Domingo 25 de enero: Los piratas llegan al pueblo de Venta de Cruces, que los españoles habían abandonado después de prenderle fuego.
  • Lunes 26 de enero: Los piratas llegan a Guayabal y en el camino encuentran el primer intento de resistencia armada española, que no logró detenerlos.
  • Martes 27 de enero: Alrededor de mil 20 piratas toman posiciones cerca de un cerro desde donde pueden ver la ciudad de Panamá.

En los alrededores de esa ciudad se levanta la pujante metrópoli, habitada por millones de personas que viven atrapadas en medio de su desarrollo urbano.

Nuevo espacio para conocer la historia

La joya cultural que está inmersa en el corazón de la moderna ciudad de Panamá cuenta ahora con un nuevo espacio donde se revelan datos novedosos de la historia de Panamá la Vieja: el Museo de la Plaza Mayor Samuel Lewis García de Paredes.

Mirta Linero Baroni, directora del proyecto arqueológico de Panamá Viejo y directora del Departamento de Arqueología del Patronato de Panamá Viejo, ha dicho que se trata de un lugar para resaltar la importancia de la historia de Panamá.

El lugar ha sido concebido para que el público entienda todo el sitio arqueológico, es decir lo que fue la ciudad de Panamá entre 1519 y un poco antes, en el periodo prehispánico entre los años 1670, “en la raya de la invasión cometida por el pirata Henry Morgan”.

El museo está dividido en tres etapas fundamentales. La primera comprende los valores del sitio. Qué significa para el resto del mundo y Panamá y la relación con el tema del Patrimonio Nacional y el hecho de haber sido nombrado Patrimonio de la Humanidad.

La segunda zona del museo está dedicada al periodo prehispánico indígena del área donde después se funda la ciudad de Panamá. Se enfoca en tratar lo que era la vida cotidiana de los indígenas al momento de la llegada de los españoles, manera de vestir, cocinar, construir y alimentarse, entre otros aspectos.

El segundo bloque prehispánico está relacionado con la manera del trato y los contextos funerarios que se han encontrado en el sitio y que muestran la situación de una población socialmente estratificada, con personas de importancia, de menor importancia y cómo fue vista por parte de los primeros cronistas que llegaron al Istmo.

Néstor Sánchez director del museo nos explica.

Hay una parte dedicada a la ciudad en líneas generales, de cómo estaba distribuida, por como se fundó, cómo estaba construida, cómo funcionaba en cada una de sus partes y cómo se desarrollaron las diversas estructuras.

Al final del recorrido, hay una parte que más que arqueológica, es antropológica y tiene que ver con la vida social y cotidiana de las personas que vivían en la ciudad y edificios.

En el museo también hay una representación de cómo era la vida en la parte de la cocina y los elementos que se empleaban en las casas coloniales. Estaban siempre al lado de los jardines y se han colocado plantas representativas de la época.

En otro espacio hay una muestra de cómo hubiese sido la casa de un mercader, es decir de una persona que se dedicaba a la venta de bienes suntuarios. Hay una tienda de venta de bienes suntuarios y además una trastienda u oficina, donde se guardaban las cosas de valor, como monedas, sellos y telas.

Estructura y estudios

Se trata de un lugar que cuenta sobre los orígenes y la trascendencia de la cultura en Panamá y por eso nada podía ser improvisado.

Solo para desarrollar la estructura del museo de la Plaza Mayor y de lo que se refiere al tamaño, ubicación y relación de cada parte cultural, hubo que realizar cinco años de excavación.

A la par que se hacían los planos y se formulaban las propuestas para Patrimonio Mundial y Nacional de cómo iba a ser calcado, al mismo tiempo se hacían las excavaciones en toda la zona para entender todas las partes, su composición y en función de eso, hacer el diseño para que se respeten las evidencias arqueológicas y que muestre lo que dicen esas evidencias, explica Lineros.

La antropóloga agrega que más allá, en el museo hay representados más de 20 años de estudios y excavaciones, que fueron necesarios para entender cómo era cada una de las casas y poder hacer una síntesis lo más cercana posible de cómo se vivía, quiénes vivían y cómo se relacionaban entre sí.

En las excavaciones participaron entre 35 y 40 personas. Un tercio eran especialistas extranjeros que ayudaron a analizar cada uno de los hallazgos. Adicional, otro equipo de especialistas entre diseñadores gráficos, museólogos y antropólogos que contribuyeron a que el museo sea una realidad.

Futuros proyectos

Hay otras dos etapas constructivas: se quiere recrear un pórtico frente al museo y que servía para comunicar con lo que era el Cabildo, además de un paseo que iba hasta las casas reales y en la cercanía de ese paseo se tiene previsto colocar instalaciones del programa educativo para que se hagan actividades dentro y fuera del sitio.

A futuro, en el museo se van a realizar exposiciones temporales y temáticas de diversos temas.

Es muchísimo el camino que hace falta por recorrer y hay mucho contenido que revelar de cómo eran los habitantes de Panamá hasta el año 1671”. Linero.

Visitar el museo ayudará a cada persona a entender sobre la herencia africana, indígena, española, que a su vez tiene una gran herencia andaluza.

También se podrán entender por qué en casa sigue mandando la mujer y por qué a pesar de que los europeos se mudaron de continente, en Panamá se sigue hablando español y sobre la implementación de las creencias religiosas y otros factores.

La visita demuestra por qué es tan importante el respeto entre todos y porque somos tan diferentes pero a la vez tan iguales” y el contenido del museo Linero lo considera “una oda a quienes somos hoy y quienes fuimos ayer”.

Poder entendernos y comprender cómo nos formamos ayer, nos permitirá enfrentarnos a todo lo que viene más adelante”, sostiene.

Torre Catedral  de Panamá Viejo.
Torre Catedral de Panamá Viejo. / TVN Noticias.

Invita a todas las personas a que vayan, conozcan, aunque no quieran leer nada, ya que con el simple hecho de mirar, las personas se empezarán a verse a sí mismos, y explica que la experiencia es como ver a un espejo, y resalta que “es permanentemente ver el espejo de la abuela, la mamá, el papá, el propio y de las raíces”, concluyó con voz entrecortada debido a la emoción.

La apuesta de la experta, será siempre hacia el enamoramiento de las personas que visitan el sitio arqueológico y sus elementos más allá de lo que pueda contar un docente en un salón de clases.

Panamá viejo para todo el que pisa, mira y visita, se convierte en un libro abierto, no solo porque está dispuesto a contar todo, sino porque es fácil leerlo”.

No hay nada más emocionante que ver a los chiquillos jugar y a la vez aprendiendo. Es aprender viviendo.

Valoración del sitio

El historiador Rommel Escarreola instó al establecimiento de un punto de partida real: ¿Qué hacer con Panamá La Vieja, en la actualidad?

Considera que se tiene que establecer como un centro de desarrollo cultural y turismo donde debe existir mayor colaboración del Instituto Nacional de Cultura (Inac), agencias de viaje y el Ministerio de Educación (Meduca), para que se desarrolle un proyecto que promueva el turismo en esa área.

Todas las generaciones se enriquecen de las memorias del pasado y la actual no escapa a esa realidad, pero hay un elemento en toda la sociedad denominados distractores para los jóvenes”, expresa.

Además de la penetración cultural que no son más que modas extranjeras que se incrustan en la conciencia de los jóvenes y no les permite tener una visual de su realidad histórica, afectan el interés de las nuevas generaciones en el patrimonio histórico del país.

Esos elementos distractores son comunes en la sociedad panameña, pero existen otros para combatir los distractores como la educación, el cine, la televisión y los medios de comunicación social y lo que se pueda enseñar en la escuela y universidad.

Para aumentar el interés en los jóvenes, el historiador parte por decir que se vive una historia libresca y de memoria, pero se tiene que volver a la historia del análisis y buscar en la esencia del pasado, la autenticidad del hombre panameño.

Aún no se ha descubierto la esencia del hombre panameño y se deben usar las herramientas tecnológicas de manera adecuada.

Recuerda que Panamá ha sido desde aquel entonces el punto estratégico y neurálgico para el movimiento comercial y lo seguirá siendo tras la recién inaugurada ampliación del Canal de Panamá.

"Todo pueblo valora la historia cuando todos la conocen, pero si no se conoce no se valora y lo primero que se tiene que hacer es reconocer que se es auténtico panameño y buscar aún más la esencia que está oculta”. Rommel Escarreola.

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